12 febrero 2009

Cortázar en la palabra de los grandes


Nuestra revista digital sigue con los homenajes a Julio Cortázar a 25 años de su muerte. Esta vez lo hace en las voces de algunos, sólo algunos, de los mejores escritores del último medio siglo. Te dejamos con ellos para que disfrutes de lo que dijeron del Cronopio mayor de las letras argentinas.

Dijo Gabriel García Márquez:

"Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño, y por supuesto grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción. Fue, tal vez sin proponérselo, el argentino que se hizo querer de todo el mundo"

Dijo Volodia Teitelboim:

"Su muerte personal fue estrictamente cortazariana, casi sin ruido, en un fin que apretó todos los nudos de su vida y en alguna forma juntó el término con el comienzo. Su primera esposa, Aurora Bernárdez, lo acompañó en los días que precedieron a su muete, y encabezó el cortejo funerario que fue, como alguien dijo, una cita sin protocolo, como la vida del hombre que enterraban"

Dijo Eduardo Galeano:

"Julio es una larga cuerda con cara de luna. La Luna tiene ojos d estupor y melancolía. Así lo voy viendo en la penumbra del entresueño, mientras desato las pestañas (...) Esto he sentido desde que leí sus cosas por primera vez, hace más de veinte años, y yo siempre con ganas de entregarle sueños a cambio los que él me devolvía. Nunca puede"

Dijo César Fernández Moreno:

"En esa oscilación binaria construyó Cortázar su obra y gastó su vida. Europa, Francia, fueron para él generosos refugios, eficaces cajas de resonancia. Vivo o muerto, sin embargo, Julio Cortázar fue y es siempre argentino, un argentino irreductible"

Dijo Claribel Alegría:

"Con Julio Cortázar nuestra América no s´polo ha perdido a uno de los más grandes escritores de este siglo, sino también a un luchador infatigable por la liberación de nuestros pueblos. Julio, a pesar de su fama, jamás perdió su sencillez. Era un hombre que rebosaba ternura y que siempre estaba atento a la voz de los jóvenes"

Dijo Osvaldo Soriano:

"Si Arlt y Borges habían dado vida a la literatura argentina, Cortázar le agregó alegría, desenfado, desparpajo para sondear el profundo misterio del destino humano (...) No tenía hijos; lo sobreviven su madre de noventa años y una hermana en Buenos Aires. En la historia entran sus libros, los ecos de una vida digna"

Dijo José Donoso:

"Hablar con Julio cada vez era una novedad, siempre tenia intereses muy variados, múltiples, y así como era capaz de recomendar una película o un libro que lo hubiera impresionado, era capaz de llevarte a escuchar jazz a algún lugar escondido o que sólo él conocía. Cortázar garantizaba diversión"

Dijo Carlos Fuentes:

"En Cortázar se daban cita el genio literario y la modestia personal, la cultura universal y el coraje local ("las Malvinas son argentinas -solía decir-. Los desaparecidos también"). Lo había leído todo, visto todo, sólo para compartirlo todo. Una de las noches inolvidables de nuestra amistad ocurrió en el tren París-Praga en diciembre de 1968. Ibamos invitados por Kundera a mantener la ficción -es decir, la esperanza- de una cultura checa independiente en un país rodeado de tanques soviéticos. Cortázar fue hilvanando temas como un cuentista árabe de la plaza de Marrakech. Recordó todas las novelas que sucedían en trenes, enseguida las películas en trenes y por último, a partir del swing de Glenn Miller, el ritmo de locomotora del jazz y, en particular, una memoria asombrosa de la relación entre el jazz y el piano"

Dijo Juan Goytisolo:

"Cortázar era un escritor argentino de una pieza. A pesar de vivir en París y de que su cultura fuera más bien europeizante, no hubiera podido asimilar todos esos materiales -fagocitarlos, diría-, sin una disposición que es estructural en la cultura de ustedes (los argentinos) y de la cual Jorge Luis Borges creo que ha sido el exponente más alto. Quiero decir: una disposición a inventarse una tradición con todas las tradiciones, una literatura hecha de todas las literaturas"

Dijo Abelardo Castillo:

"De los grandes escritores que he conocido, ninguno, excepto Borges, parecía haber meditado tanto como él sobre el problema de la forma y el estilo. Uno tenía la impresión de que para Cortázar las palabras eran cosas, pero no en el sentido inorgánico de objetos: más bien pequeñas cosas vivas, animalitos o diminutos monstruos delicados a los que había que amaestrar cuidadosamente para hacerles cumplir la ceremonia de la sintaxis y la forma personal. Él decía haberlo aprendido de Marechal y de Borges"

Dijo Alejandra Pizarnik:

"Maravillosa es la perfección con que Cortázar plasma sus relatos: aun el más fantástico presenta una arquitectura acabada como una flor o una piedra. Se puede decir que Cortázar no deja el azar librado al azar. El humor de Cortázar se despliega por toda la gama de los colores. Siempre es humor metafísico, pero a veces negro, a veces rosa, azul, amarillo... Muchas veces es feroz; pero su ternura es inagotable; suele proyectarla tan lejos que alcanza a los animales fantásticos (Guk, camello declarado indeseable; el oso que anda por los caños de la casa), a los animales reales (tortugas) y a los "animales mecánicos" (bicicletas)"

Dijo Juan Rulfo:

"En realidad, él es nuestro hermano mayor. Nos ha enseñado con sus consejos y a través de sus libros que escribió para nosotros, lo hermoso de la vida, a pesar del sufrimiento, a pesar del agobio y la desesperanza. Él no desea esas calamidades para nadie. Menos para quienes saben que, más que sus prójimos, somos sus hermanos. Por eso queremos tanto a Julio"

Dijo José Saramago:

"Lo que más me gusta es, digamos, lo que tiene Kafka: la posibilidad de partir de un hecho sencillo y cotidiano, aparentemente sin importancia, de desarrollar un relato en el que cada palabra va retorciendo esa aparente normalidad para, poquito a poco, llegar a una situación totalmente imprevisible. Kafka no leyó a Cortázar, pero si hubiera la posibilidad de que lo leyera diríamos que son espíritus afines".