20 febrero 2015

Un senador K se hace mediático con un delirio

Por Humberto Acciarressi

Era lo que le faltaba al oficialismo, aunque ya algo había insinuado la propia presidente de la Nación. Ahora, el vocero fue el senador misionero Salvador Cabral, quien -aferrado al postulado de Andy Warhol- logró sus quince minutos de fama, con tantas incongruencias que asusta. Y el kirchnerista que largó su hipótesis tiene tal estado de confusión, que lo que sostiene tiene dos vertientes totalmente distintas. Por un lado, el legislador por Misiones precisó que la muerte del fiscal Alberto Nisman, que había acusado de encubrimiento del atentado a la AMIA a la titular del Ejecutivo, Cristina Fernández de Kirchner, a su canciller Héctor Timernan y a otros integrantes de la comparsa K, "es un cadáver que la mafia de los servicios le tiró al gobierno". Pero no se quedó en eso, sino que fue más lejos.

El senador del Frente Para la Victoria misionero, en medio de sus palabras, añadió que la causa debía ser caratulada como... "un crimen pasional". Y allí sí que se desbandó en declaraciones a Radio República y en el portal de noticias MisionesOnLine, puesto que lo que según él ocurrió fue que la testigo Natalia Fernández señaló que en la escena del crimen había "un ambiente de festichola". De alli -en medio de un problema que debería diagnosticar un especialista- el legislador deduce que "este fue un crimen pasional entre un amor homosexual, donde el marido que es el flaquito -en referencia a Lagomarsino- que le llevó la pistola, lo encontró en situaciones amorosas al muerto y le pegó un tiro en la cabeza amorosamente".

La periodista radial le hizo notar, en un momento del reportaje, que una cosa parecía contradecir la otra. Y este sujeto, muy suelto de cuerpo y de lengua, añadió que "Stiuso lo único que hizo fue aprovechar la situación para transformarlo (a Nisman) en una figura política. El es amigo del que llevaba el revólver. Cuando se encontró con esa situación, (Stiuso) dibujó todo el hecho". No sé si hace falta -ya que no quiero insultar la inteligencia del lector- insistir en que Cabral ocupa una banca en el Senado Nacional. Y por cierto, el legislador reconoció que sus delirantes y contradictorias teorías, las concibió luego de ver a la testigo de oficio Natalia Fernández en la televisión pública. Nobleza obliga: leyendo el curriculum académico del senador parece imposible tal cantidad de dislates. Pero el kirchnerismo todo lo puede. Si uno escucha atentamente el reportaje se encontrará con una pieza tan absurda, que ni Ionesco la hubiera soñado.

(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)