La firma Mattel, que fabrica la serie Muñecas del Mundo, acaba de sacar al mercado una "muñe" mexicana, con traje típico y pasaporte. El juguete está vestido de rosa, una cinta en el pelo y un perro Chihuahua bajo del brazo. No es la primera muñeca con pasaporte, ya que las francesas, holandesas e indias también los tienen, pero ésta armó un despiole enorme, que las redes sociales magnifican. No es un dato menor que en estos momentos se discuta en EE.UU. una reforma para legalizar a los indocumentados.
En Twitter hubo voces en contra y a favor. Mientras algunos sostuvieron que "es totalmente ofensivo", otros lanzaron frases al estilo de "Barbie mexicana con pasaporte, porque ser indocumentada sería demasiado estereotipado". Son los propios mexicanos quienes, en las redes sociales, se quejan de sus compatriotas que viven "enamorados" del país que les quitó Texas y hacen cualquier cosa por cruzar la frontera sin permisos. En EE.UU. viven unos seis millones de mexicanos ilegales. Desde hace años, estos pugnan por una reforma migratoria que regularice su situación. Ninguno quiere volver a su país, de acuerdo a las propias fuentes de México.
La versión chilena de la Barbie también tiene lo suyo. Blogs y sitios de noticias aseguran que no representa a la mujer chilena. Curiosamente, México y Chile son países de excelentes relaciones con los Estados Unidos, y sus ciudadanos idealizan la vida en los pagos estadounidenses. La moneda, claro, tiene dos caras, y para esto basta ver cualquier película de Hollywood y verificar cuál es el arquetipo mexicano para los mandamás del cine, que marcan el paso de su sociedad.
En tal contexto es ridículo quejarse de que la Barbie azteca tenga las "cualidades" que le atribuyó Mattel. La muñeca es, en sí misma, un estereotipo desde que salió al mercado en junio de 1959. Con sus convocatorias a la anorexia en sus complementos, por nombrar apenas una de sus características, la Barbie no sólo insulta a mexicanos y chilenos, sino a todas las mujeres del planeta.
(Publicado en la columna "El click del editor",de La Razón, de Buenos Aires)