Chuletas de cordero a la parrilla, queso gorgonzola o lengua de buey en conserva son algunos de los platos que figuran en el menú de la última comida servida en el Titanic. Se expone en el museo que el barco tiene en Belfast, Irlanda, y allí se puede leer el listado de platos que se les sirvió a los pasajeros que viajaban en la primera clase del transatlántico hundido en la madrugada del 15 de abril de 1912. El menú zafó de terminar deshecho en las aguas heladas del Atlántico Norte gracias a que la pasajera Ruth Dodge lo llevaba en su bolso cuando abandonó el Titanic a bordo de uno de los botes salvavidas. En el reverso, incluso, todavía puede leerse la nota que les escribió a ella y a su familia un oficial, en la que les expresaba sus mejores deseos.