Por Humberto Acciarressi
Cuando un tipo, para más datos francés, en 1996 se embolsó 2,8 millones de euros en el Loto, tuvo la suerte de ser el "uno" entre 19 millones de personas que tienen la posibilidad matemática de llevarse la bolsa embocando los seis números. Con eso sólo ya estaba salvado de por vida y era motivo de envidia de millones de mortales. En las antiguas mitologías, especialmente en las griega y romana, eso bastaba para que los dioses comenzaran a mirarlo con recelo. Ni que hablar de que hubiera sucedido lo de ahora.
El mismo francés - del que no se sabe el nombre - ganó el miércoles su segundo Loto. Y en consecuencia recibió un cheque por 3.001.373,50 euros ¿Hay que decir que todos los medios de prensa salieron a buscarlo? No ¿Hay que añadir que no lo encontraron? Tampoco. Pero este suertudo (término utilizado para no emplear una grosería) se comunicó por teléfono y dijo que tiene razones para mantener el anonimato. Y, sí. De eso no hay dudas. Y agregó algo que es una obviedad con todas las letras:"Tengo una buena estrella". Y como quien narra el último capítulo de Dr. House y está hablando de otro, añadió: "Me siento muy feliz y recibo esta nueva ganancia con mucha calma y serenidad". O es un mentiroso o está loco. Por si no lo recordás estamos hablando de 3.001.373,50 euros. Y el muy chanta dice que este acierto "le causa menos efecto que el primero". No sé vos, pero yo lo odio.
¿Importa que tiene 50 años y dos hijos? Y bueno, allí te dí el dato. Lo cierto es que este Monsieur Anónimo ya está mas allá del bien y del mal. Para el fanático de las matemáticas: que un mismo jugador gane dos veces el Loto se da una vez en 363 billones de oportunidades. Como para no odiarlo.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)