Por Humberto Acciarressi
El anuncio de Amazon en el sentido que por cada 100 libros en soporte papel y de tapa dura, en el último año vendieron 143 ebooks, admite varias lecturas. Por ejemplo, ¿cómo influyó la rebaja muy pronunciada de su lector de libros digitales, el Kindle?, ¿esto es así dado que Amazon comercia únicamente en la red, y por lo tanto con internautas familiarizados con otro tipo de lectura?, ¿indica realmente algo o simplemente, como toda estadística, es incompleta o limitada a un universo reducido?
Una de las preguntas que no tendrán respuesta, sin embargo, es si esta es una batalla más entre los ejemplares de la galaxia Gütemberg y los libros digitales. Y no. La verdad es que no es así. Este es un avance que dice mucho, pero que también indica muy poco. Hay algo que, sin embargo, parece ser clave: la disminución del precio del dispositivo lector de ebooks. La pregunta es: ¿y por qué, en medio de este combate por el soporte, el libro clásico es más caro?
Aquí puede aplicarse el mismo criterio para CDs y DVDs, de precios inaccesibles en los comercios tradicionales y legalmente en internet, en lucha destinada a perder contra las descargas gratuitas. El formato del libro no hace al monje: el hábito de la lectura, sí. Después está en las preferencias elegir el formato. Lo que nadie aclara es cuántos libros -digitales o no- se terminan leyendo. Porque de ese fenómeno no se habla. El libro que se compra y no se lee. Lamentable pero real.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
El anuncio de Amazon en el sentido que por cada 100 libros en soporte papel y de tapa dura, en el último año vendieron 143 ebooks, admite varias lecturas. Por ejemplo, ¿cómo influyó la rebaja muy pronunciada de su lector de libros digitales, el Kindle?, ¿esto es así dado que Amazon comercia únicamente en la red, y por lo tanto con internautas familiarizados con otro tipo de lectura?, ¿indica realmente algo o simplemente, como toda estadística, es incompleta o limitada a un universo reducido?
Una de las preguntas que no tendrán respuesta, sin embargo, es si esta es una batalla más entre los ejemplares de la galaxia Gütemberg y los libros digitales. Y no. La verdad es que no es así. Este es un avance que dice mucho, pero que también indica muy poco. Hay algo que, sin embargo, parece ser clave: la disminución del precio del dispositivo lector de ebooks. La pregunta es: ¿y por qué, en medio de este combate por el soporte, el libro clásico es más caro?
Aquí puede aplicarse el mismo criterio para CDs y DVDs, de precios inaccesibles en los comercios tradicionales y legalmente en internet, en lucha destinada a perder contra las descargas gratuitas. El formato del libro no hace al monje: el hábito de la lectura, sí. Después está en las preferencias elegir el formato. Lo que nadie aclara es cuántos libros -digitales o no- se terminan leyendo. Porque de ese fenómeno no se habla. El libro que se compra y no se lee. Lamentable pero real.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)