Por Humberto Acciarressi
Así como en la antigüedad griega una decena de ciudades se disputaban haber sido la cuna de Homero, Alemania, Inglaterra e Italia se pelean, ahora, por el lugar de nacimiento del pulpo Paul. El famoso vaticinador, que acaba de ser jubilado, tiene una expectativa de vida de apenas seis meses. Mientras quienes manejan sus relaciones públicas informaron a políticos, economistas, timberos y funcionarios que Paul ya no vaticina más, el octópodo reza por ser italiano, ya que sus biógrafos no autorizados aseguran que nació en el Mediterráneo y recién cumplió cinco meses. La realidad, sin embargo, parece ser que nació en aguas del norte y eso sucedió hace dos años y medio, con los cual está con sus ocho patas en la tumba. Después de una fama sin precedentes durante un Mundial, Paul fue jubilado sin atenuantes. No se ha informado si cobrará el 82% móvil.
El pulpo, entonces, es retirado de la vida activa con un dato que no es menor: la criaturita, jamás habría tenido sexo. Eso lo aseguró su entrenadora (y por favor que alguien me explique qué hace la entrenadora de un pulpo), ante un aluvión de preguntas. El bicho se ha convertido en el personaje mediático más popular del mundo, incluso más que Fort (valga aclarar que a Paul, por lo menos se le reconocen virtudes mitológicas). Son pocas las cosas que eluden el tiempo. El Mundial de Sudáfrica, el Waka Waka y hasta el triunfo de España, en unos años serán pura estadística. El pulpo Paul ya es leyenda.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)