Hace unos años, en la revista "Noticias", el autor de estas líneas escribió una nota sobre un hecho curioso, para definirlo livianamente. Resumamos: la feminista norteamericana Marilyn Friedmam había realizado una denuncia. Rhett Butler, el capitán sureño encarnado por Clark Gable en "Lo que el viento se llevó", violó a Scarlett O´Hara -interpretada por Vivien Leigh - en la escena cumbre del romanticismo de Hollywood. "Se muestra al violador como a un hermoso hombre cuya dominación es placentera en la cama y a la mujer feliz por tener su propia elección sexual", decía la ensayista. Fue otra feminista, la escritora Helen Taylor, quien tomó el guante.
En la obra de Margaret Mitchell la escena no admite dudas. Butler sube a una asustada Scarlett por la escalera y... "por la mañana, O´Hara había sido humillada, lastimada y usada brutalmente". En la vida real, la condena sería contundente y unánime. Sin embargo, Taylor - que realizó un estudio con mujeres que vieron el film de Victor Fleming o leyeron el libro - reveló que la mayoría de ellas sintió la escena eróticamente excitante, emocionalmente conmovedora y profundamente memorable. En buen romance, a pesar de intuir la violación, muchas mujeres la aceptaron de buen grado y -cabe suponer- hasta se identificaron con Scarlett.
Hay que acotar que lo que dice el libro y en el film apenas se intuye, para muchas feministas sienta un precedente perverso: el ocultamiento de un delito aberrante, un pasar gato por liebre. Para otras, el hecho artístico les crea el marco de un juego ilusorio en el que la culpa queda abolida y toda moral se relativiza. Es de suponer que ni unas ni otras son partidarias de la violación. Triunfo del arte, en todo caso, que llega hasta ese sitio fascinante e insondable del inconsciente para abrir las puertas de un dilema.
Pero de estos delirios que surgen cuando el arte se cruza con la sociología - en ocasiones atrayentes y con buena tela para cortar - pueden extraerse curiosidades. Por ejemplo que "Lo que el viento se llevó" fue el único libro que escribió Margaret "Peggy" Mitchell cuando ya había dejado el periodismo y mientras se recuperaba de un accidente. La obra le demandó una década de escritura, se publicó en 1936 y le valió un Pulitzer unos meses más tarde. El 16 de agosto de 1949, cuando tenía menos de 50 años y a diez del éxito de la película, la atropelló un taxi y la mató. De la supuesta continuación del libro de la escritora de Atlanta - nos referimos a "Scarlett", novela publicada en 1991 por Alexandra Ripley - mejor ni hablar.