05 noviembre 2014

Raskoski Hot Club, el jazz que llega del sur


Por Humberto Acciarressi

Raskoski Hot Club es una agrupación formidable que, con dos discos y muchas presentaciones, se caracteriza por reversionar -respetando los acentos musicales y con su sello propio - los mejores años del swing y el jazz, alla por los años 30 del siglo XX, cuando hasta los dibujos animados de Walt Disney y de Betty Boop tenían música de Cab Calloway. La banda, que ya había largado al mercado el CD con su nombre, ahora salta a la efervescente escena jazzística local con "Segundo", en donde interpreta clásicos y temas propios que no desentonan con los primeros. Días atrás hicieron su lanzamiento y este miércoles se estarán presentando en Notorius (Callao 966), a las 21.30, y el sábado 6 de diciembre en Boris (Gorriti 5568). Una de las peculiaridades del grupo es que pertenece - establemente- a la Compañía Banfield Teatro Ensamble.

Con fuertes influencias de Django Reinhardt y de nuestro compatriota Oscar Alemán, Raskoski Hot Club -que ha participado en encuentros de gran importancia, entre ellos el Festival Internacional Buenos Aires Jazz- cuenta con el virtuosismo de Silvia Aspiazu en guitarra líder, la voz de Pablo Cordonet (que además de guitarrista es actor), Leandro Zappino en contrabajo, Juan Mazzetti en trompeta, Juan Manuel Rodríguez en guitarra y José Pablo Súarez en guitarra, cavaquiño y acordeón. Como no pueden negar su origen en el seno de un grupo de artes escénicas, las presentaciones de la banda incluyen perfomances, video clips y otras artes combinadas que recrean la atmósfera de los años 30.

El disco "Segundo" cuenta con 12 temas y un bonus track (nada menos que el Himno Nacional Argentino con aire de swing), entre los cuales se destacan composiciones de Louis Prima ("Sing, sing, sing"), Djago Reinhardt ("I II see you in my dreams"), un clásico de Duke Ellington ("I dont Mean a thing"), una muy buena composición de la propia Silvina Aspiazu ("Joan Collins"), un hermoso tema de la guitarrista francesa Stephane Wrembel ("Bistro fada"), un bolero de la legendaria cubana Isolina Carrillo ("Dos gardenias"), y, entre otras más, la célebre "Mr. Sandman", del pionero aunque bastante olvidado Pat Ballard. Escritas estas líneas, sólo queda sugerir que para escuchar buen jazz y swing notablemente interpretado, esta es una buena opción.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)