Las nuevas generaciones no saben quién es, salvo que la persona en cuestiòn sea un amante del cine (y hay que reconocer que son muchos los jóvenes entusiastas). Pero mirando documentales y leyendo libros y diarios de la época, uno advierte que Jayne Mansfield fue uno de los íconos sexuales del cine de Hollywood de las décadas del 50 y del 60 del siglo XX. Teñida con un rubio platinado que parecía natural, un rostro bonito y unas medidas escandalosas para la época (102-56-90 y al respecto se conoce una foto en la que Sofía Loren le mira de soslayo los pechos con cara de sorprendida), a la luz de la hechos tuvo la desgracia de haber sido contemporánea de Marilyn Monroe. Y competir con la rubia más bella de la historia del cine no era poca cosa. Como actriz, la Mansfield comenzó con películas de la 20th Century Fox, sin la suerte de tener los guionistas o directores de la colega a cuya sombra estaba, a pesar de ser archifamosa.
Jayne, además, tuvo papeles destacados e intervenciones en célebres en programas televisivos, entre ellos el "The Ed Sullivan Show", el mismo que lanzó a la fama a los Beatles en la primera gira del cuarteto por los Estados Unidos. Ya entrada la década del sesenta, y muerta Marilyn Monroe en la noche del 4 al 5 de agosto de 1962, los estudios comenzaron a retacear el papel de las rubias. Toda comparación posible con ella era poco comercial. Mansfield conservó su fama, pero la aprovechó en películas clase B y presentaciones en clubes nocturnos. En 1963, además, se convirtió en la primera actriz famosa de Hollywood en hacer un desnudo en el film "Promises, Promises", dirigido por King Donovan, que nadie recordaría si no fuera por esa anécdota. Curiosamente -o no tanto- Jayne Mansfield, además de sus tres matrimonios, fue amante de John y Robert Kennedy. Igual que la Monroe. Del presidente de los Estados Unidos lo fue hasta el momento en que éste fue asesinado en Dallas. E incluso la actriz reveló que "a John le encantaba la posición del misionero y tuve que enseñarle algunos trucos para que me diera placer".
Es justo aclarar que la actriz que era calificada como "la copia vulgar de Marilyn", también cantaba, era poeta, tocaba instrumentos (virtuosamente el violín), recitaba a Shakespeare de memoria, hablaba perfectamente cinco idiomas y -agarrate- tenía un coeficiente intelectual superior al de Stephen Hawking. Cuando comenzaba el 29 de junio de 1967, Jayne volvía de bailar en un show en Biloxi, Mississippi, y se dirigía a Nueva Orleans en medio de la oscuridad. El auto lo manejaba su chofer, y en el asiento delantero también iban ella y su amante Sam Brody. En una curva de la ruta, el coche se estrelló contra un camión estacionado, lo que causó la muerte de las tres personas de adelante, en el caso de Mansfield decapitada. Ese fue el fin de aquella a quien apodaban "los pechos de Norteamérica". Concluyo con otra anécdota. En el automóvil del siniestro también viajaban, en el asiento de atrás, tres de los cinco hijos de Mansfield. Salieron ilesos, sin magulladuras. Una de ellos era Mariska Hargitay, que entonces tenía tres años y a quien vos conocés por su personaje de la detective Olivia Benson de la serie "La Ley y el Orden".
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)