Alla por el 2.000, en la provincia de Mendoza, se formó el dúo compuesto por la cantante Victoria Di Raimondo y la pianista Eibi Olalla, al que con el tiempo se le sumaron Pablo Conalbi (percusión), Ezequiel Acosta (bandoneón) y Gerardo Lucero (bajo), con quienes conformaron la banda Altertango. Desde entonces grabaron cinco discos de estudio -el último de ellos "Fargüest"-, compartieron escenarios con músicos de todo tipo, desde el Flaco Spinetta hasta 34 Puñaladas, y realizaron giras por el país y el mundo. En la actualidad ya se han convertido en uno de los grupos de referencia obligada. Y el 30 de este mes se estarán presentando en la Sala Siranush (Armenia 1353, a las 21), con invitados de lujo.
Con este motivo mantuvimos una charla con las dos fundadoras de este quinteto. Una de ellas, Victoria, nos cuenta la razón por la cual el CD se llama "Fargüest": "Hace referencia a nuestro lugar de origen. Somos una banda mendocina, que pertenece a la escena musical del oeste de la Argentina, y desde allí hemos hecho nuestro camino. Nuestra provincia es una zona de montañas y desiertos, el nombre es un poco una metáfora de eso, de la distancia, de ese paisaje". Por su lado, Eibi añade: "Es un juego de palabras, como una especie de lunfardo que refiere a que vivimos en el oeste, que es lejano, y venimos siempre a Buenos Aires, siempre en representación de ese lejano oeste. Yo me acordaba que cuando era chica, a los pantalones de jean se les decía fargüë o algo así (de la marca far west) y me hacía gracia".
Altertango no es un grupo del montón. Alguien, en alguna oportunidad, dijo que es la banda que escucharía Radiohead. Entonces, ¿se sienten más rockers que hacen tango o viceversa? Victoria toma la posta e indica: "Sencillamente tuve muchas bandas de rock entre los 14 y los 20 años… pero resulta que en medio de eso empecé a escuchar y a animarme a cantar algunos tangos, y hoy llevo veinte años haciéndolo. Con Altertango nunca decidimos mezclar el tango y el rock. Somos músicos que veníamos del rock y que luego empezamos a tocar tango, entonces hemos conservado algunas cosas relacionadas a esa forma más rockera de hacer música". Eibi acota: "El rock me sigue gustando, aunque me gusta más tocar tango, y sobre todo al estilo de Altertango, que es de bastante libertad y experimentación. Me siento tranquila de haber conseguido un material sonoro para trabajar un estilo, que hay que seguir laburando".
Hay que decir que si en los discos anteriores, Altertango había rescatado tangos poco grabados, más algunos clásicos y canciones de rock tangueras, en la placa actual son todos temas propios. Un proceso que, aseguran, comenzó hace casi una década y fue madurando lentamente. No es un dato menor que "Fargüest" haya sido posible gracias al financiamiento colectivo. "En estas épocas en las que los músicos no contamos con el apoyo de las discográficas, podemos tener la ayuda de las personas que aprecian nuestra música y conocen el esfuerzo que significa grabar un disco, en nuestro caso, o hacer un libro, un documental, o sostener cualquier tipo de proyecto que está fuera del mainstream", manifiesta Victoria. Y Eibi añade con entusiasmo: "Y lo más lindo es que funcionó. Fue difícil e intenso porque es algo bastante nuevo, pero una gran experiencia". Ahora, en la Siranush, en unos pocos días, quien quiera podrá escuchar ese sonido que llega con tan interesantes propuestas.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)