Gibi Jones padece una extraña enfermedad llamada "desorden de excitación genital persistente". Dicho en criollo, tiene orgasmos sin estimulación sexual. Y sin embargo se la pasa disfrutando. Ocurre que el detonante de sus estallidos de placer son las más variadas comidas que engulle con entusiasmo.
La estadounidense de 25 años descubrió su afección a los 17 años, mientras comía un helado. A pesar del paso del tiempo, la chica recuerda que le encantó la suave textura del helado sobre su lengua y que ese fue el momento en que sintió un cosquilleo en la zona genital. Era un "orgasmo grastonómico". "En ese momento la presión aumentó hasta que de repente se expandió por todo mi cuerpo. Me sentí flasheada y ruborizada", expresó, agregando que aunque se aturdió con lo que pasó, no dudó sobre lo que había sentido.
Lejos de preocuparse por su desorden, tomó con suma naturalidad su enfermedad. Fue a un comercio y se compró su propia máquina de helados, cosa de disfrutar de sus orgasmos cuando tuviera ganas. De acuerdo a lo que se conoce, a Gibi le gusta mucho el placer sexual, dado que en los últimos años engordó 94 kilos y ya anda por los 200. Los médicos le han aconsejado que acabe de comer tanto. Ella no se siente en falta. De hecho, se la pasa "acabando".