En un lejano y extraño día, para ser más precisos el 23 de abril de 1616, murieron casi a la misma hora pero muy distantes uno de otro, Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilazo de la Vega. Unos siglos más tarde de esa jornada de raro prodigio, la Unesco proclamó la fecha como el “Día Mundial del Libro”. Esta historia que superpone la realidad y la ficción remite, casi sin quererlo, a la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, a su edición 38 que hoy abre sus puertas Con sus 45 mil metros cuadrados, esta muestra que ya está incorporada al quehacer cultural argentino como unos de sus puntos más altos, no baja desde hace años del millón de visitantes, lo que la convierte en la más concurrida en el mundo de habla hispana. Escritores, profesionales del sector y sobre todo lectores, acuden a esta cita que gira en torno de un “muerto” que goza de muy buena salud: el libro. Frente a las encandilantes versiones digitales, las hojas de Gutenberg parecen inmutables.
Ya se sabe que uno de los mejores lectores que hubo, Jorge Luis Borges, manifestaba orgulloso que la biblioteca de su padre había sido el acontecimiento capital de su existencia y se permitía imaginar el universo como una biblioteca infinita. Es cierto que la Feria tiene espacios que van más allá del libro y que el espectáculo prima muchas veces por sobre el tradicional ambiente de las librerías. Pero no lo es menos que sin el libro, esa inmensa estantería se caería como un castillo de naipes. Ante el reciente y abortado intento de vedar la entrada de libros extranjeros al país, la exposición cobra una dimensión mayor. La Argentina puede jactarse de ser uno de los países más lectores del mundo y de dar a éste varios de los mejores escritores en todos los géneros, gracias a que no se limita a un ridículo nacionalismo literario. En materia cultural, siempre es mejor que haya mucho (se notará que no escribo “que sobre”) y no que falte. En tal sentido, la muestra que se desarrolla en Palermo es una confirmación a favor del libro.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)
#Feria Internacional del Libro de Buenos Aires 2012