Que los espectadores televisivos tienen tendencia a fumarse cuanta cosa bizarra le sirven en la pantalla es algo que nadie duda. Aunque menos, hay una gran cantidad de teleadictos a las cuestiones macabras. Pero lo que ocurre en la TV china es difícil de superar.
Todos los sábados, en Henan, provincia del centro de China, más de cuarenta millones de personas se sientan a cenar en familia mientras "disfrutan" un programa llamado "Entrevistas antes de la ejecución". En éste, una periodista llamada Ding Yu conversa con condenados a muerte. Curiosamente, en los seis años que tiene el ciclo en uno de los tres mil canales públicos de China, casi siempre el entrevistado es ejecutado en la semana siguiente al reportaje.
Hasta dónde llega la popularidad de la periodista lo indica el apodo con el que se la conoce: "La bella entre las bestias". Y obviamente es una estrella. Cuando le preguntan por la naturaleza de sus entrevistas, la mujer se limita señalar: "No simpatizo con ellos, pues deben pagar por sus delitos. Se lo merecen". De unos jóvenes (un muchacho y una chica) señala que "tomaron una decisión equivocada y pagaron con sus vidas".
Hay que destacar que en China hay 55 delitos que se penan con la muerte: desde asesinato hasta actos de corrupción, desde evasión fiscal hasta contrabando. Uno de los casos que elevó el rating fue el de Bao Ronting, un gay que asesinó por su madre. La homosexualidad es un tema tabú en China. En 2008, cuando el programa abordó el caso, Ding Yu -según reconoció la periodista- nunca había conocido a un gay. El muchacho fue ejecutado unos días más tarde, y la entrevistadora lo acompañó al patíbulo. Cuando se le pregunta a los productores del programa, ellos confiesan que se trata de una invitación a "reconocer el valor de la vida" y de "encontrar casos que sirvan de advertencia a los demás". Frente a esto, los mediáticos argentinos son artistas, y algunos periodistas nefastos, emblemas de moral.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)