07 marzo 2012

Mediáticos: la fama o la muerte


Por Humberto Acciarressi

El atractivo por lo bizarro nos lleva a seguir con la historieta de los mediáticos, a quienes esta columna les ha dedicado desde consejos (la psiquiatría es sólo uno de ellos) hasta unas frases de melancólica desazón. Ellos siguen inundando la TV vernácula hasta ponernos en el límite de una marea fuerte y un tsunami.

La participación en el exitoso "Bailando por un sueño", de Tinelli, es una de las perlas más codiciadas por estos fabricantes de mentiras y hacedores del ridículo. Vamos a un ejemplo. Luego de confesar que lo hacía para llamar la atención de la producción de Showmatch, la travesti paraguaya Electra se tiró en paracaidas desnuda, desde un avión en el cielo marplatense. La ex de Ricardo García le dirigió unas palabras a Tinelli luego de lanzarse. "Si después de esto no me llamás, no sé qué más hacer", confesó Electra, a quien no voy a darle ningún consejo sin un abogado presente.

Por otro lado, en la declaradísima guerra de fanáticos, notoriamente abandonada por "el fan de Paris Hilton" y del llamado "Fan del fan" -una de las cosas más ridículas de los últimos tiempos-, la escena está ocupada por Mariano de la Canal, el "Fan de Wanda", y el ex obeso mórbido y actual gordo Fran Mariano, más conocido como el "Fan de la Alfano". Como ya sabés, este ex participante de "Cuestión de peso", es odiado con entusiasmo por sus compañeros, jurado y público (el otro día, la gente en el estudio coreó el clásico "Que se vaya, que se vaya"), y como era de esperar, lloró a moco tendido. Un ridículo en toda la línea. La última noticia sobre él es que se desmayó. Madre mía.

Ni qué hablar de su contrincante el "Fan de Wanda", otro desquiciado que no para de llorar, de gritar histéricamente y de mirar con ojos de vaca a punto de matadero cuando alguien lo quiere hacer entrar en razones, algo a todas luces imposible. Ambos han confesado que les interesa "ser famosos" (así, con todas las letras). No por qué, ni para qué. Simplemente por la fama. No hace falta recordar que así comenzaron célebres asesinos seriales.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)