02 septiembre 2010

Lo que faltaba: dos Batman y un gaucho



Por Humberto Acciarressi
 
El mundo de los comics está a punto de sufrir una revolución, una suerte de toma del Palacio de Invierno. Agobiado por vivir a la sombra gótica de Batman y harto de quedar siempre marginado de la gloria, el joven Robin será ascendido ¿Le aumentarán el sueldo?, ¿lo pondrán al frente de las empresas de Bruce Wayne?, ¿lo dejarán, de cuando en cuando, ligar con alguna de las chicas de la saga? Nada de eso. Lo ascenderán a...Batman. Así como se lee. Ahora bien, ¿significa esto que Batman se jubiló o está en vías de hacerlo?, ¿se beneficiará o no con el 82% móvil? Para nada. Sigue en la brecha, trepado en las terrazas de Ciudad Gótica, luchando con los archivillanos históricos. Lo que sucederá es que con el ascenso de Robin a Batman, habrá dos Batman.

Recapitulemos: con dos hombres murciélago y ningún Robin, no se sabe quien prestará ayuda. Y toda historia de una pareja de héroes necesita un Sancho. Allí es donde entra en escena "El gaucho", un superhéroe argentino que lucha contra el narcotráfico en Buenos Aires, usa boleadoras ("bolo", en el inglés de la tira) y es llamado "un macho alfa". No, no hablamos de Patoruzú. En todo caso, eso tendría algo de sentido. Para nada: estamos frente a una de las tantas burradas yanquis basadas en estereotipos. Eso en lo que nos toca a nosotros, porque Batman reclutará a héroes de otras naciones. Claro: si antes no tenemos la suerte que lo baje de un fierrazo en el bocho Bugs Bunny, el Pájaro Loco o, aunque sea, la pequeña Lulú.

(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)