Por Humberto Acciarressi
Hasta ahora, la frase "esa mujer es una droga" era una metáfora y no demasiado feliz. Pero la ciencia no se cansa de darnos sorpresas. Ahora resulta que esa mujer, la de las curvas, sí, esa tan voluptuosa que anda a tu alrededor, produce en tu cerebro la misma sensación que el alcohol o las drogas más variadas. Los investigadores asocian este descubrimiento a que los hombres disfruten más con las páginas pornográficas que las mujeres, algo que dan por hecho aunque sin citar fuentes científicas.
De cualquier manera no alcanzamos a imaginarnos a un programa de investigación televisiva haciendo un seguimiento de aquellos que salen con mujeres curvilíneas. O por lo menos, no de uno que siga la ruta del "paco", la cocaína o el éxtasis. Pero atenti los sabuesos de la DEA y todas sus oficinas internacionales, hay mujeres más peligrosas que una barra de la peor merca. Y si viajás con una, no te extrañe que -de ahora en más- te la confisquen en el aeropuerto mientras vos vas a parar a una celda, de cabeza. Si andás con varias chicas y utilizás el recurso "para consumo personal", no olvides declararte religiosamente polígamo para evitar males mayores. Y si te querés sacar a una de encima porque te tiene podrido, utilizá un argumento avalado por la ciencia: "Me hacés mal y estoy en proceso de rehabilitación". Eso sí: no camines por la calle mostrando una Playboy porque te pueden acusar de apología del delito. Aunque vos no lo creas.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)