Por Humberto Acciarressi
Si pecás de original y, en lugar de un perro, un gato o eventualmente un hámster, tu mascota es una hiena, es necesario que prestes mucha atención. La ciencia acaba de endilgarnos un nuevo conocimiento: el por qué de la risa de este bicho. Si tenemos en cuenta que el estudio se realizó sobre 26 hienas manchadas mantenidas en cautiverio en un campo en Berkeley, habría que concluir que se ríen de estúpidas. Pero aparentemente no es así. Lo hacen, entre otras cosas, para marcar su rol social en la manada, o solicitar ayuda cuando está cercada por un grupo de leones. Es decir, si nos atenemos al segundo caso, se ríe cuando debería llorar. A menos que se trate de una hiena masoquista o con tendencias suicidas. "¿De qué te reís?" "De que ese león está a punto de comerme".
Precisamente por esto, si ibas al zoológico para contarle chistes a la hiena y con eso levantar tu autoestima, será mejor que te busques otra actividad. El animal no sólo es un hipócrita, sino que además es un inconciente. Para colmo, los investigadores descubrieron que tiene diez maneras diferentes de reirse, lo cual la convierte en el espectador ideal para una stand-up comedy del Paseo La Plaza. Por otro lado, como mascota deja bastante que desear y como amigo ni te cuento. Ah... y también se ríen cuando tienen hambre. Como diría María Elena Walsh, el reino del revés. Por eso, si tenés una hiena en tu casa y se ríe mucho, ponele un candado a la heladera. Mejor prevenir.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)