Por Humberto Acciarressi
Facebook está dispuesto a no dejar títere con cabeza. El imperio de Mark Zuckerberg, ese joven millonario denominado por Claire Hoffman como gánster cibernético y freak con ínfulas, todos los días es noticia. Ahora, la red social consiguió algo que aún ante el dato parece increíble: desplazar a Google y convertirse en la web más visitada en los Estados Unidos. Aunque otros estudios sigan poniendo al buscador por encima, lo sintomático, lo realmente asombroso, es que un navegador vea peligrar su trono ante una red social. Por encima de otras cuestiones, la lógica parece indicar que esto es un absurdo.Y sin embargo...
Más allá de interpretaciones económicas o tecnológicas, este fenómeno no debería escapar a quienes analizan los comportamientos humanos.La Era Facebook, con todo lo que ella tiene de implícito en materia de comunicación, ha llegado para quedarse. Puede cambiar o no el formato, pero ese vacío ya fue ocupado y no hay vuelta que darle. Si es cierto que Zuckerberg la escamoteó la idea de Facebook a compañeros de Harvard (varios de los cuales le han iniciado querellas), ese si fue el robo del milenio, y no los que cometen unos ladrones de poca monta, recordando el título de un film de Woody Allen. Y el imperio sigue y sigue en crecimiento. Y Mark engrosa su cuenta bancaria cada vez que alguien se pone a reunir vía Facebook a gente de la que no sabe nada desde hace un siglo o forma un grupo de amantes del bay biscuit.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)