"Eres especial, única y fabulosa en todo sentido", "espero ansioso noticias tuyas", etc, etc. Para quién haya leido epistolarios de gente famosa, para el que haya escrito y recibido cartas de amor, el gobernador de Carolina del Sur, el atildado político republicano Sanford, debe ser llamado simplemente Mark. Así, a secas. Sin cargo que empañe lo que André Malraux llamaba, llanamente, la condición humana. Cedió a la tentación en nuestro país, con una argentina, madre ella, que comenzó siendo una "buena amiga" y terminó en su cama. Los hechos son conocidos.
De cualquier forma -seamos justos- hay que considerar que Mark no se tiró de cabeza en festicholas a la Berlusconi. Ni siquiera puede hablarse de una noche de juerga; una cana al aire. Si los emails son verdaderos, ambos -el gobernador surcarolino y su novia porteña María Belén Chapur-, vivieron una pasión que hasta puede admitir el uso de violines.
Pero el amigo Mark cometió varios errores. El primero, irse de su casa y hacerle creer a su esposa que necesitaba estar solo para reflexionar sobre su futuro. La mujer ahora dice públicamente que lo perdona, pero no quisiéramos pagar la factura que abonará el camarada Mark. El segundo error fue olvidarse que no está al frente de una tienda, sino que es el gobernador de un estado. Y el más descabellado de todos, cuando dijo que "necesitaba relajarse del estrés que provoca la política". Con esto, el amigo Mark -que era agente inmobiliario antes de asumir su cargo- quiere vender una casilla de madera haciéndola pasar por una oficina en las Torres Petronas. Esa no te la dejamos pasar. Esa no, Mark.
(Publicado en "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)