El 14 de septiembre de 1927, en Niza, la bailarina norteamericana Isadora Duncan iba manejando su auto por el Paseo de los Ingleses. La historia es bien famosa. El largo echarpe se enganchó en una de las ruedas, ella ni se dio cuenta, y el tirón le rompió la columna vertebral matándola en el acto. No tuvo tiempo de corregir las pruebas de galera de su famoso "Diario", que concluye, entre otros párrafos, con el siguiente:
"Que tontería cantar sólo el amor y la primavera. En el otoño, los colores son más espléndidos y variados, y los goces, infinitamente más poderosos, terribles y bellos. Qué lástima que me dan esas pobres mujeres cuyo credo triste y pálido las aleja de los magníficos y generosos dones del amor de otoño"