Dos o tres días atrás disfruté con bastante entusiasmo "La mujer sin cabeza", de nuestra compatriota Lucrecia Martel (que nació dos años después de la obra maestra de Antonioni) con la gran actuación de María Onetto. ¿A qué va todo esto? A que curiosamente, no fue buscado, fue casualidad, las tres películas -salvando las distancias- refieren distintos aspectos del universo femenino, lo que me inspiró algo que estoy escribiendo y subiré en breve.
Mientras tanto, los críticos feroces del cine argentino ( yo soy uno de ellos) vean la película de Martel; los que dicen que Woody está agotado, miren esta nueva muestra de que hay pocos directores que conozcan a las mujeres como él; y los que creen que el mundo nació en los noventa, dense una vuelta por Antonioni, que nunca está de más codearse con la genialidad.