Alex Wissner-Gross es un investigador de Harvard, la universidad que ha dado tantos genios que su mismísimo nombre es garantía de calidad académica. Ahora, por ejemplo, nos enteramos que el científico mencionado ha descubierto que hacer dos búsquedas en Google produce “tanto dióxido de carbono como calentar agua para preparar un café instantáneo”. Dicho en buen criollo, y ahorrando al lector explicaciones muy técnicas, googlear tiene un fuerte impacto en la emisión de gases con efecto invernadero. Los ambientalistas, siempre a la espera de datos que alimenten el apocalipsis a la vuelta de la esquina, están chochos. Sin embargo...
Los datos de mister Alex apuntan a que todos quienes googleamos cotidianamente venimos a constituir una suerte de cofradía de asesinos seriales. Y a partir de ahora, concientes de serlo. Por eso, si usted lector quiere saber si el Moldavia es un río o una enfermedad, si Mozart jugó en la Máquina de River, o si la actriz de “Lo que el viento se llevó” era Vivian Leight o Wanda Nara, pregunte a alguien que sepa. Si googlea dos veces calentará el café (lo que podría ser de suma ayuda), pero si lo hace más de tres matará un gatito. Ni que hablar que con más de diez búsquedas, ya es cómplice de genocidio en masa. La pregunta del millón es para los ambientalistas: ¿dejarán de utilizar los motores de búsqueda de internet? Dificil; muy difícil. Seguirán calentando cafés imaginarios y matando gatitos.
(Publicado en la "La columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)