"La técnica interpretativa de James Dean contradice la de cincuenta años de cine. Cada gesto, cada actitud, cada mímica suya es una bofetada a la tradición psicológica. James Dean no "valora" el texto con forzosos sobreentendidos como Edwige Feuilliére, no lo poetiza como Gérard Philipe, no le da un tono astuto como Pierre Fresnay. Al contrario de estos actores que acabo de citar, no se preocupa de dejar claro que entiende perfectamente lo que está recitando o lo que entiende mejor que nosotros. Interpreta otra cosa distinta de lo que dice. Interpreta como de refilón, su mirada no sigue el diálogo, establece una separación entre la separación y la cosa expresada, como si una persona importante, por un sublime pudor, pronunciara palabras fuertes en un tono bajo, excusándose por tener talento, para no molestar al prójimo".
Francois Truffaut
(Fragmento de "Las películas de mi vida")