28 enero 2012

El perro y la comunicación telepática


Por Humberto Acciarressi

Sólo me creían quienes tienen perros. Más aún, ellos también vivieron experiencias similares. Los propietarios de gatos u otras mascotas (tortugas, canarios, loros, eventualmente lagartijas, algún loco un puma), sostienen que se produce un cierto vínculo. Pero cuando cuento que mis perros se comunican conmigo y mi familia de formas no tradicionales (léase ladridos) no me creen.
Tampoco voy a exagerar. No charlamos sobre la cuadratura del círculo o si la esencia es anterior a la existencia. Pero les puedo asegurar que uno de mis pichichos mira atentamente y en estado de alerta el programa "El encantador de perros" y cuando ponen la propaganda hace otras cosas. A veces los llamo en silencio (no en voz baja: sino sin emitir sonido) y ellos acuden.

¿Y esto a qué viene?, te preguntarás. A que un científico británico acaba de afirmar que los dueños de perros pueden comunicarse telepáticamente con sus mascotas. Para ser más precisos, el doctor en Biología Rupert Sheldrake postula que podrían estar relacionados por lo que él denomina "campo mórfico", que permitiría el traspaso de información de unos a otros de forma inconciente y naturalmente telepática. Su teoría se relacionan con el entrelazamiento de la Física Cuántica, eso que Einstein llamaba la "acción tenebrosa a la distancia". Hay miles de casos que permiten afirmar que, en esta ocasión, la experiencia es anterior a la comprobación científica ¿O de qué se trata el llamado sexto sentido animal?

Neruda, a mi entender, tiene una poesía tan abundante que muchas veces es despareja. Entre la mejor siempre conté "Un perro ha muerto", donde escribe "Y yo, materialista que no cree en el celeste cielo prometido para ningún humano, para este perro o para todo perro creo en el cielo, sí, creo en un cielo donde yo no entraré, pero él me espera ondulando su cola de abanico, para que yo al llegar tenga amistades". No digo que la ciencia tenga la justa, pero tengo la impresión que en este caso se aproxima bastante. Así sea una mera anécdota.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)