29 julio 2015

¿Era Popeye, el presunto superhéroe, un drogón?


Por Humberto Acciarressi

Algunos consideran que Popeye fue un precursor de los superhéroes. Personalmente creo que fue un tarado. Machista como pocos, vive atado por la eternidad a los histeriqueos de la flaca Olivia. Hizo crecer de forma descomunal el consumo de espinaca (un 33% entre 1931 y 1936, según cifras de la industria norteamericana), y se convirtió en el hazmerreir del mundo cuando en los 80 se descubrió que la hortaliza no poseía tanto hierro como se afirmaba. Incluso se ha escrito que, en realidad, entre los años 20 y 30, la "espinaca" era el nombre que se le daba a la marihuana. Y que Popeye también la fumara algo parece decir. Wimpy, el sobrino, llevó la hamburguesa al cielo de la gastronomía. Mientras, Popeye se pasó la vida a las trompadas con patoteros que se cruzaban en su camino, hasta que todos advirtieron que también él era un pendenciero. Y si es cierta la teoría de marras, un drogón.

Elzie Crisler Segar, el dibujante nacido en Chester, Illinois, lo creó en 1919 para la tira "The timble theatre" con historias que giraban en torno a la familia Oyl, a las andanzas de los hermanos Castor y Olivia, y del novio de ésta: Ham Gravy. El 17 de enero de 1929, la flaca y su pretendiente compraron un bote, fueron al puerto a buscar tripulación y encontraron a un sujeto mal entrazado. Cuando el joven le preguntó si era un marinero, Popeye contestó: "¿Qué se les ocurre que pueda ser?, ¿un cowboy?". Fue el primer bocadillo de su biografía. A partir de ese momento, the sailor tomó cada vez más atribuciones y desplazó del protagonismo de la tira a Olivia Oyl. Con su pipa de mazorca de maíz, sus enormes bíceps alimentados a espinaca, y el tatuaje del ancla, Popeye ("pop eye", ojo saltón) se convirtió en un héroe del cartoon yanqui, de donde saltó a 600 diarios del mundo. El nacimiento del marino, sin embargo, se produce cuando pasó del papel y la tinta al celuloide.

En 1933, debido a la maestría del austríaco Max Fleisher, creador de Betty Boop, se produjo el debut de Popeye en un capítulo de la vampiresa. Tanta fue la influencia del marino en la vida cotidiana que introdujo en el vocabulario de los norteamericanos dos términos que hicieron carrera: "goon", que define a una persona casera, y "jeep", la palabra con la que desde entonces se definió al GPV (General Purpose Vehicle). Por eso, cuando en 1993 lo quisieron aggiornar para la Feria del Libro de Frankfurt, se armó un lío de proporciones. El nuevo Popeye no fumaba, había archivado su traje de marinero y vestía camisas y pantalones de marca. Olivia fue ataviada a la usanza actual y Brutus fue provisto de una colita en el pelo. El "Corriere della Sera" señaló: "Es como repintar la Capilla Sixtina: un sacrilegio".

En 1981, de la mano de Robert Altman y protagonizado por Robin Williams, Popeye volvió al cine con Shelley Duval en la imperceptible carnadura de Olivia. En 1992, la flaca fue "acusada" de promover el aborto. En verdad, Popeye y Olivia rechazaban una muñeca llegada por correo y la escuálida decía: "Hay que devolver este bebé a su creador". King Features tuvo que pedir disculpas. Y extremistas islámicos acusaron a Popeye de ejercer "un mal ejemplo por su romance con Olivia y sus choques con Brutus". Pobre viejo. Los años transcurren y todos le recriminan que se banque los flirteos de su novia con el barbudo. Es por eso que cada vez que Olivia lo reclama al grito de "Popeye, Brutus me quiere raptar", no estaría mal decirle: "Che man, dejá que se la lleve de una vez por todas y a otra cosa, mariposa".

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)