“Tratamos de hacer esto de manera provocadora porque atrae la atención”, señaló Irena Karpa, escritora ucraniana, bloguera y música. “El más profundo sentido de la campaña es no regalar la dignidad, la libertad, la patria”, añadió, luego de reconocer que personas de origen ruso participaron en la revuelta contra el presidente prorruso Viktor Yanukovich en febrero. La campaña fue iniciada por un grupo de “meritorias” mujeres, que incluye a empresarias, periodistas y escritoras, dijo Karpa.
Asimismo, la activista añadió que la frase “No se lo dé a un ruso” es una versión moderna de un verso del popular poeta ucraniano Taras Shevchenko: “Enamórense, doncellas de oscuras cejas, pero no de un ruso”. Las activistas ucranianas siguen el ejemplo de mujeres de Liberia, Kenia, Togo, Colombia y otros países que en el pasado realizaron huelgas de sexo para alejar a los hombres de la guerra. La tradición se origina en "Lisístrata", la pieza teatral de Aristófanes, donde las mujeres rechazan acostarse con sus hombres hasta que no termine la guerra del Peloponeso.