13 noviembre 2012

Se perdió la hamburguesa enviada al espacio

Por Humberto Acciarressi

El ser humano es una tremenda máquina de inventar. Las ideas -no hablamos de calidad, sino de cantidad- le vienen en tropel desde el origen de los tiempos. Gracias a ese don tenemos vacunas para enfermedades que antes diezmaban el planeta y sabemos -hemos escrito sobre el tema- a qué velocidad vuela el corcho de la sidra al ser destapada la botella, si no se encuentra en el camino con una pared o un ojo.

Hace unos días mencionábamos la hazaña del austríaco Félix Baumgartner, el sujeto del que todos esperaban que se convirtiera en ketchup, pero se tiró desde la estratófera ( 39.068 metros es la altura exacta desde la que se lanzó) y alcanzó por momentos la velocidad del sonido. Todavía no se sabe para qué servirá eso, pero tenemos esperanza. Pero al austríaco le salieron émulos.

Cuando ya sabían que Baumgartner estaba en tren de su frustrado suicidio y su gran éxito, cinco universitarios de Harvard tomaron una determinación que difícilmente los instale en la historia de la ciencia grande. Aunque uno nunca sabe. Tras mucho maquinar resolvieron enviar una hamburguesa al espacio. Y si esto no bastara, la grabaron en su insólito vuelo. Una compañía de hamburguesas de Massachusetts ofreció al "viajero", cosa que podría haber hecho tranquilamente yo si me lo hubieran pedido.

Los cinco muchachos pusieron manos a la obra, lo que incluyó calentar la hamburguesa. La lanzaron desde Sturbridge y alcanzó una altitud de 30.000 metros (9.068 menos que el austríaco). Un balón con helio, un GPS una cámara y el satélite en sí, eran el sostén de la pobre viajera espacial. El 27 de octubre de 2012 a las 12.22 pm comenzó el vuelo. A la altura indicada estalló el globo y no muy lejos cayó el resto de la estructura que quedó colgando de un árbol, pero la hamburguesa, es decir la verdadera heroína, ya no estaba. ¿Alcanzó a escapar?, ¿se la comió una ardilla sobre la rama en la que quedó el aparato?, ¿aún se la busca? Tal vez la carrera espacial se haya cobrado una nueva víctima.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)