Por Humberto Acciarressi
La noticia puede resumirse en dos datos: los científicos buscaban un antidepresivo y terminaron descubriendo un viagra para las mujeres. Más allá de que ambas cosas no parecen contradictorias, los investigadores estadounidenses y canadienses que dieron con el nuevo fármaco -la flibanserina- dicen que hasta ahora fue probado con éxito en ratonas de laboratorio.
Y resulta imposible no imaginarse la escena melancólica, de varias docenas de cobayitas deprimidas, tiradas por los rincones de las jaulas, con la autoestima baja con su destino ratonesco. Y de golpe, como si la mano de Walt Disney las hubiera tocado con su varita mágica, la inyección, la temida pichicata que tantas veces las deja con las patas para arriba. Pero esta vez no. En esta oportunidad, a los pocos minutos, las ratoncitas andaban mirando con cariño a los investigadores, contonéandose como sus enemigas las gatas, haciendo caritas mimosas, y tratando de sortear los muros de vidrio para salir de juerga en la noche caliente del laboratorio.
Después de esas horas de súbito jolgorio, los investigadores festejaron, esperemos que algunas ratoncitas hayan disfrutado, y varias mujeres que participan en ensayos clínicos se sometieron a la prueba. Los resultados, hasta el momento, van confirmando que como antidepresivo, la droga no sirve para nada. Pero como viagra femenino, mamita. Aunque los detalles subsiguientes no son permitidos fuera del horario de protección al menor.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)
La noticia puede resumirse en dos datos: los científicos buscaban un antidepresivo y terminaron descubriendo un viagra para las mujeres. Más allá de que ambas cosas no parecen contradictorias, los investigadores estadounidenses y canadienses que dieron con el nuevo fármaco -la flibanserina- dicen que hasta ahora fue probado con éxito en ratonas de laboratorio.
Y resulta imposible no imaginarse la escena melancólica, de varias docenas de cobayitas deprimidas, tiradas por los rincones de las jaulas, con la autoestima baja con su destino ratonesco. Y de golpe, como si la mano de Walt Disney las hubiera tocado con su varita mágica, la inyección, la temida pichicata que tantas veces las deja con las patas para arriba. Pero esta vez no. En esta oportunidad, a los pocos minutos, las ratoncitas andaban mirando con cariño a los investigadores, contonéandose como sus enemigas las gatas, haciendo caritas mimosas, y tratando de sortear los muros de vidrio para salir de juerga en la noche caliente del laboratorio.
Después de esas horas de súbito jolgorio, los investigadores festejaron, esperemos que algunas ratoncitas hayan disfrutado, y varias mujeres que participan en ensayos clínicos se sometieron a la prueba. Los resultados, hasta el momento, van confirmando que como antidepresivo, la droga no sirve para nada. Pero como viagra femenino, mamita. Aunque los detalles subsiguientes no son permitidos fuera del horario de protección al menor.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)