El 18 de noviembre de 1922, después de haber dictado unas modificaciones para "En busca del tiempo perdido" y rodeado de algunos amigos,
Marcel Proust murió de una bronquitis mal tratada. Jean Cocteau le había sugerido al hermano del escritor, Robert, que llamara a un fotógrafo para dejar un testimonio de aquellos momentos, las que tal vez podrían ser las últimas imágenes del narrador. Fue así como, también
por indicación del autor de "Opio", mandaron a llamar a Man Ray. Cuando el mago del surrealismo llegó y disparó la cámara, Proust ya había muerto. Se trata de
uno de los registros fotográficos más tremendos de la historia de la literatura.