De tres etapas bien marcadas consta la prehistoria del Llanero Solitario. La primera, radiofónica, de 1933, cuando apareció para pelearle el lugar a un superhéroe llamado La Sombra. Cinco años más tarde, Ed Kressy llevó las andanzas del justiciero del Oeste norteamericano a la historieta y no le fue nada mal. Con estos antecedentes saltó al celuloide, con treinta capítulos dirigidos por William Witney y John English, y Robert Livingston en el papel del enmascarado. Casi nadie lo sabe, pero el Llanero tenía un objetivo: encontrar a los asesinos de su hermano y, de paso, enfrentarse a cualquier delincuente que se cruzara con él por aquellas comarcas repletas de bandoleros, indios y bisontes.
Sin embargo, la consagración del héroe se produjo con el advenimiento de la televisión y con la participación de Clayton Moore en el papel del Llanero y Jay Silverheels como Toro (en la versión yanqui era "Tonto"). A caballo de Silver y de la pantalla chica, el tipo se metió en los hogares del mundo entero con 225 episodios de media hora, grabados entre 1948 y 1961. En el medio de esa vorágine, aprovechando la fama del personaje -sólo superado en notoriedad por Superman-, el productor Jack Wrather llevó al cine "El Llanero Solitario (1956) y "El Llanero Solitario y la Ciudad Perdida del Oro". Fue su época de gloria. Cuando la serie llegó a la Argentina, en los Estados Unidos ya estaba en decadencia. Hubo unos dibujos animados poco exitosos y en 1981 apareció en los cines "La leyenda del Llanero Solitario" dirigida por William Fraker.,con Klinton Spilbury en el papel del cowboy. Pasó sin pena ni gloria.
El 5 de marzo de 1980 murió Jay Silverheels, el "indio" compañero. Clayton, por su lado, no pudo resistir que le dijeran estaba gordo y viejo para interpretar al personaje de sus tiempos de oro. Se entregó a la bebida con tal entusiasmo, que ni se enteró cuando un millón de personas firmaron un petitorio en el que decían: "Se ha pasado la vida visitando hospitales, y ahora porque le sobran cuatro agujeros en el cinturón lo quieren echar. Esto es algo contra lo cual lucharía el Llanero Solitario". Con más alcohol que sangre en las venas, y a pesar de que los productores y dueños de los derechos se lo habían prohibido, siguió utilizando el antifaz negro y el sombrero blanco. Hasta que un juez, en el dictamen de una demanda, lo amenazó con la cárcel. Nunca más utilizó el atuendo. Fue el golpe final para este pobre loco. Se murió el 28 de diciembre de 1999, sin llegar a ver el nuevo milenio.
(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)
CLAYTON MOORE, YA ANCIANO, POCO ANTES DE PERDER EL JUICIO QUE LE ENTABLARON PARA QUE NO USE MAS EL ANTIFAZ Y EL SOMBRERO BLANCO |