Científicos alemanes acaban de descubrir algo que diría hasta el rinoceronte del zoológico, si fuera capaz de articular palabras: que las mujeres lloran más que los hombres. No que los hombres no lloran, ya que esa estupidez es apenas la triste metáfora de algún tango argentino, un corrido mexicano, o el melancólico lugar común de un siciliano. No.
Lo que dicen los investigadores es que mientras las mujeres lloran entre 30 y 64 veces al año, los hombres dejan correr sus lágrimas de 6 a 17 oportunidades. Más allá de que la cifra es más sospechosa que un punk en un recital de Miguel Cantilo, el estudio enfatiza que las mujeres lloran 6 minutos contra los 4 de los hombres. Mmmm. No parece muy serio, especialmente cuando se añade que el llanto masculino se produce habitualmente en el cine y gracias al dramatismo de una película.
Una encuesta de puertas adentro, hecha entre algunas mujeres que me rodean cotidianamente, arroja frases como "el hombre es más sensible que nosotras", "el hombre llora únicamente si está en curda", o "si se le muere una mascota". El tema, como ven, sigue abierto. En cuanto al estudio alemán, insistimos, no parece muy confiable. Lo único que hace, en el peor de los casos, es poner el acento en un lugar tan común que hasta me produce vergüenza ajena y me agarran unas tremendas ganas de llorar. Y si no lo hago es para no romper las estadísticas, y porque no estoy mirando el final de Casablanca ni el tiro en el palo de Abelairas en el River-Boca del domingo.
(Publicado en la "Columna del editor" de La Razón, de Buenos Aires)