05 noviembre 2015

Las memorias de David Lynch deberían estar a su altura


Por Humberto Acciarressi

Los libros de memorias son fascinantes, pero suelen ser mentirosos. O tan sesgados que rozan la mentira. Y eso se agrava cuando quien lo escribe ni siquiera es el interesado, sino un ghostwriter, que a veces también es un consejero. Ahora sabemos que David Lynch está trabajando en una sopa compuesta de autobiografía laboral y memorias cotidianas, para una obra que se titulará "Life and Works", con la colaboración de una periodista, Kristine McKenna, que tendrá a su cargo la sección de la biografía. Para eso, de acuerdo a sus palabras, ha entrevistado a unos noventa amigos, familiares, actores, músicos y allegados "al señor Lynch". Ya veremos que sale de eso.

Mientras podemos preguntarnos qué se puede decir de David Lynch, sin duda uno de los más grandes cineastas vivos y un director de culto con incondicionales en todo el planeta. Y ese entusiasmo por su obra no es nuevo, sino que arrancó cuando filmó su primer corto, "Seis hombres enfermando", que él mismo describió como "57 segundos de desarrollo y pasión y tres segundos de vómito". Más tarde llegaron "El alfabeto" y "La abuela", entre otros, y su primer largometraje "Eraserhead" (Cabeza borradora) de 1977, una película inquietante y angustiante, que lo puso en una ruta con mano única: la de la genialidad. Por mencionar algunos, films como "El hombre elefante", "Dune", "Blue Velvet", "Corazón salvaje", "Carretera perdida", "Inland Empire" (que filmó sin guión y en cada jornada le daba a sus actores un nuevo diálogo) dan cuenta de una trayectoria sin la que la que la cinematografía contemporánea no sería la misma.

Ahora, con 69 años y su eterno gusto por la música como fuente de inspiración (aunque nunca tanto como la pintura, sostiene), Lynch también ha publicado libros, redactado guiones, además de publicidades varias y hasta decorado interiores. También se sabe que el director es un fanático de lo electrónico porque le gusta la electricidad (no me preguntes qué significa eso, pero lo dijo él). Lo concreto es que Angelo Badalamenti, autor de bandas sonoras de sus películas, hace varios años lo metió en el universo musical, al que no quiere renunciar. Tampoco hay que olvidar cuando colaboró como vocalista y fotógrafo con la banda Sparklehorse (cuyo líder Mark Linkous se suicidó de un tiro en el corazón) y el productor Danger Mouse en "Dark Night of the Soul". La vida amorosa de Lynch también es bastante extensa, incluso más que las apenas 10 películas e igual número de cortos que lo convirtieron en lo que es. Si en el libro que piensa publicar en el 2017 cuenta la verdad de varias de estas cosas, será una obra a considerar.

(Esta columna fue publicada en el diario La Razón y también podés leerla acá)