En estos días, un gigantesco cartel callejero anuncia el último número de la revista "Caras y Caretas", dirigida por Felipe Pigna, con la frase "El campo es el lugar donde los pollos se pasean crudos", que en el mismo afiche se la atribuyen a Julio Cortázar y, más específicamente, la ubican en su "Libro de Manuel". Eso prueba por lo menos dos cosas: una, que quienes hacen la revista no han leido a Cortázar e ignoran de qué trata la obra mencionada, presentada en su momento en la CGT de los Argentinos y cuyos derechos fueron destinados a los familiares de los militantes asesinados en Trelew el 22 de agosto de 1972. Segundo, le atribuyen al cronopio de nuestras letras una frase que no sólo no le pertenece, sino que él mismo, en otro de sus libros, aclara de quién es. Demasiado para una revista que aspira a cierta rigurosidad.
Articulistas de prosa rápida y sencilla han atribuido, antes que "Caras y Caretas", esa frase a otros autores. Un breve repaso nos muestra como supuestos autores, indistintamente, a Gabriel García Márquez, al propio Cortázar (la revista ubica la frase en "El libro de Manuel", pero en realidad aparece en "Un tal Lucas"), a Ramón Gomez de la Serna ("El campo es el horroso lugar donde los pollos se pasean crudos"), a Chesterton (es casi inevitable endilgarle al gran inglés alguna frase), a Jean Anouilh (dicen que un amigo le propuso que lo acompañara al campo y el dramaturgo contestó: "¿Estás loco?, ¿ir a ese horrible lugar donde los pollos se pasean crudos?). Jorge Luis Borges, por su lado, la pone en boca de Macedonio Fernández, lo que no sería raro, ya que el autor de "No todo es vigilia la de los ojos abiertos" era gran lector de quien fue el verdadero autor de la frase. Incluso se la han atribuido a Gori Muñoz, aquel famoso escenógrafo valenciano que vivió en la Argentina.
Lo cierto es que la frase le pertenece a Max Jacob, de quien parecen haberla tomado Macedonio y Ramón Gomez de la Serna -nunca en libros sino en charlas, de acuerdo a los testimonios- , y obviamente Cortázar, gran conocedor de la obra del surrealista galo. Hay que consignar, además, que la pertenencia de la frase está constatada, entre otros, por Juan Villoro, en su obra "Monterroso: el jardín razonado" (del libro "Efectos personales") . Pero es decididamente el propio Julio Cortázar, que tenía la precisión de la que carece "Caras y caretas", quien escribe en "Un tal Lucas":
"En este época de retorno desmelenado y turístico a la naturaleza, en que los ciudadanos miran la vida de campo como Rousseau miraba al buen salvaje, me solidarizo más que nunca con: a) Max Jacob, que en respuesta a una invitación para pasar el fin de semana en el campo, dijo entre estupefacto y aterrado: "¿El campo, ese lugar donde los pollos se pasean crudos?"; b) el doctor Johnson, que en mitad de una excursión al parque de Greenwich expresó enérgicamente su preferencia por Fleet Street; c) Baudelaire, que llevó el amor de lo artificial hasta la noción misma del paraiso (...) ".
Esperemos que "Caras y Caretas" no peque demasiado seguido de tamañas barbaridades, sobre todo por quienes la hacen, que se dicen tan formales y precisos en sus respectivas disciplinas. En cuanto a su director, no le vendría mal recordar aquel dicho que asegura que "el que mucho abarca, poco aprieta". Y a la historia, para que nos dé sus frutos, a veces hay que apretarla un poco.