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24 febrero 2007
¿Qué es el Uniberto?
Por Humberto Acciarressi
¿Qué es el Uniberto?, ¿cómo nació el Uniberto? Hace muchos años, andaba con ganas de sacar una revista que se llamara "A través del Uniberto", jugando, naturalmente, con el "A través del universo" de los Beatles. Esa revista debería tener todas esas cosas que no podía, o no quería, escribir en los medios en los que trabajaba como periodista. Aquellos que no ejercen esta profesión, ni se imaginan la cantidad de cosas que le quedan a uno en el tintero a la espera de un milagro. Debía afrontar dos cuestiones: no estaba dispuesto a esperar demasiado y empresarialmente nunca me fue bien. "Como creativo y escribiendo, usted es muy bueno, pero para los números es un desastre", me había dicho Jacobo Timermann cuando me preguntó y le conté del fracaso de mi revista "El espectador de la cultura", en los tiempos en que trabajé con él. "Deje eso, deje de trabajar los domingos, y yo le aumento el sueldo", agregó, cosa que hizo exactamente al día siguiente. Y no estaba equivocado.
Hasta entonces y desde entonces escribí miles de palabras (ustedes ni se imaginan cuántas, entre crónicas, reportajes, críticas, reseñas, títulos, bajadas, volantas, epígrafes, y miles de etcéteras más) y la verdad me haría muy feliz rescatar aunque sea algunas. Y eso sin contar con mis otros escritos, los no periodísticos. Pero lo cierto es que el Uniberto - originalmente iba a tener una bajada que explicaría "El universo según Humberto" - durmió el sueño de los justos, es decir, durmió mal. Lo que yo no contaba es que en el mundo de las comunicaciones iba a aparecer una cosa llamada "blog" y que, para colmo, me permitiría concretar aquella utopía personal, sin descuidar la escritura en el soporte "papel", que es gracias a lo cual vivo y de la cual estoy enamorado desde que leía el Billiken a los cuatro años.
Quedaba, claro, ver qué hacía con el contenido. Y fue entonces cuando recordé la antigua premisa: dejar constancia de todas aquellas cosas que no puedo o no quiero hacer en el periodismo "seriamente entendido" (advertirán que las comillas significan que no creo en lo que entrecomillo). En el Uniberto -el universo según los ojos de Humberto- conviven, como ustedes saben, Borges con un ET bizarro, Eliot con el último River-Boca, lo serio con el chiste (nunca, jamás, lo solemne), las tristezas personales con las alegrías colectivas (o viceversa), un viejo video de Tom Waits con el delirio de la Tigresa del Oriente, Bergman y Almodovar, y así hasta el infinito. Alguien dirá: pero eso es el periodismo. Y yo le contestaré: no. Pero eso es motivo de otra charla, aunque aclaro que las ciencias de la comunicación nunca me interesaron como teoría. Por eso escribo y no doy clases.
Voy a revelar un secreto a voces: soy el co-autor de un Manual de Estilo muy venerado por los estudiantes de periodismo. Se los resumo así: gané buena plata por escribirlo, redacté las partes referidas a la gramática y esas pavadas, y mi nombre no figura por propia determinación porque...no creo en los manuales de estilo, que son el peor flagelo del periodismo. Cuando escucho a algunos sermonear a otros citando lo que yo escribí, ¿a qué no saben que hago? Voy a Internet, busco una foto absurda, le pongo título, le escribo un comentario, la subo al blog y me cago de risa. Algún día voy a escribir cómo inventamos el "fenómeno" Gilda en la revista "Así", de Crónica, mientras escribía muy serias notas de literatura en Noticias. Nunca, sin embargo, creí que algo fuera más importante que lo otro.
A esta altura se habrán dado cuenta del motivo de estas líneas: demostrar que el Uniberto, el universo según Humberto, no es muy diferente al de ustedes mismos. Y que muchos de los solemnes que nos critican a los que tenemos uno o varios blogs, no son capaces de redactar siquiera un telegrama, aunque -a decir verdad- el texto telegráfico tiene por lo menos un estilo. Mantengo, eso sí, una ventaja. Sigo creyendo en la palabra escrita de una manera que ustedes ni se imaginan. Cuando estoy escribiendo la boludez más sublime, leo y corrijo, leo y corrijo, y no me quedo conforme. Eso pueden entenderlo quienes aman la escritura. No quienes la asesinan, ya sea en diarios, revistas y otros formatos con soporte papel, ya sea en soporte digital. Dicho esto y si mi bloguera amiga Ema Finzi no se ofende, los saludo con el sombrero gentil y florido de Marcel Marceau.