01 noviembre 2013

Dos décadas sin el genio de Fellini


Por Humberto Acciarressi

El 31 de octubre de 1993, en Roma, murió Federico Fellini. Con eso basta para cumplir con la efeméride, tan arbitraria como -en ocasiones- absolutamente innecesaria. Sobre el director más influyente de la historia -al punto que el término "fellinesco" es de uso cotidiano dentro y fuera del ámbito cinematográfico- se han escrito centenares de libros, miles de artículos, ensayos y documentales, y sus películas, cada una por sí misma, acreditan reflexiones que van desde la sociología hasta la filosofía de la estética, de la política a la historia revisitada una y otra vez. Fellini fue, en ese sentido, el equivalente a un Borges (otro cuya obra genera el adjetivo "borgeano"), un Dylan, un Velázquez, un Einstein.

El cine, desde los hermanos Lumiere hasta la actualidad, ha dado una gran cantidad de directores que superaron ampliamente los límites soñados. No pueden obviarse nombres como Bergman, Visconti, Tarkovski, Hitchcock, Chaplin, De Sica, Almodóvar, Allen, Eisenstein, Kubrick, Wenders, Huston, Bertolucci, Truffaut... Imposible siquiera intentar una lista. Sin embargo Fellini está siempre un escalón más arriba. Creó no sólo una manera de mirar el mundo, sino que -en cierto sentido - creó "un" mundo superpuesto al cotidiano, pero realzado en su poesía por momentos amarga, esperanzadora, satírica, misteriosa. Un universo en el que gigantescos manteles negros son el mar en "Casanova", los dramas existenciales y los quereres se transforman en poemas devastadores en "La Dolce Vita", "Ginger y Fred" o "Las noches de Cabiria", el amor celestial deviene en los angustiantes escenarios de "La ciudad de las mujeres" e incluso de su última película, "La voz de la Luna".

Ese mundo fellinesco puede contener con pareja calidad "La Strada" y "Julieta de los espíritus", "El Satiricón" y la conmovedora por siempre "Amarcord". Siempre cumplió con lo que había prometido: "No voy a demostrar nada, voy a mostrarlo". Y así lo hizo. Es imposible no guardar en lo más recóndito del alma las escenas de esos personajes vinculados al mundo de la ópera que van a arrojar al mar las cenizas de Edmea Tetua en "Y la nave va", o el caos que busca organizarse en "Prueba de orquesta", o de los sueños que crea Guido Anselmi con las mágicas y enigmáticas palabras Asa-Nisi-Masa en "8 y 1/2".

Hace veinte años murió Fellini en la ciudad de Rómulo y Remo. Tal vez se haya dicho todo sobre este creador que puso un mástil en la cima de la historia del cine que será muy difícil de alcanzar. Tal vez aún no se haya dicho nada y uno esté condenado a meras aproximaciones. "No hay final. No hay principio. Es sólo la infinita pasión de la vida", señaló el gran Federico en una oportunidad. Gracias a la tecnología su cine está allí, al alcance de cualquiera. A veces la felicidad puede encontrarse más fácilmente de lo que se sospecha.

(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)








Mick Jagger le quiso entrar a Katy Perry



Katy Perry asegura que sí, pero Mick Jagger grita que no. Ella dice que él intentó seducirla cuando siendo una joven desconocida participó en una de sus canciones, aunque el líder de los Rolling Stones emitió un comunicado desmintiendo su afirmación. "Trató de tener algo conmigo cuando yo tenía 18 años", reveló la cantante pop, quien en el comienzo de su carrera formó parte del coro del tema "Old Habits Die Hard" de Jagger. Y además precisó que en virtud de esa circunstancia, compartió una cena privada con el ya veterano músico británico. Sin embargo, un portavoz de Jagger hizo llegar un comunicado a E!Online en el que niega haber intentado nunca un acercamiento. "Quizás ella se confunde con otra persona", añadió ¿Y si hubiera querido levantársela qué? Yo hubiera hecho lo mismo.

Vendieron la casa de la infancia de John Lennon


La casa de la infancia de John Lennon en la ciudad de Liverpool fue subastada por 786.000 dólares a un fan de Los Beatles que la adquirió telefónicamente. En la vivienda de tres habitaciones, un pequeño living, un baño, un patio trasero y revestida con ladrillos rojos, Lennon nació y vivió junto a sus padres y abuelos hasta los cinco años. La misma está ubicada en el número 9 de la calle Newcastle Road, en el barrio de Wavertree. La subasta se realizó en el Cavern Club de Liverpool, donde la banda de rock más importante e influyente de la historia tocó en más de 300 oportunidades.

Una ciudad prohibió que se vean las bombachas


Que la ropa interior no se vea. Esa es la premisa en la ciudad norteamericana Opa-Locka, donde el ayuntamiento prohibió el uso de pantalones caídos por parte de las mujeres. A partir de ahora, aquellas que se movilicen por la calle con los pantalones caídos o se les vea la bombacha, serán multadas con hasta 500 dólares o 25 horas de servicio comunitario. En Opa-Locka, ciudad de unos 15.000 habitantes, ya estaba prohibido desde 2007 que los hombres se dejen caer los pantalones por debajo de la cintura y exhiban la ropa interior en lugares públicos. La nueva ampliación de la ordenanza fue impulsada por la comisionada Dorothy Johnson, quien dijo al Miami Herald que "sentía que algunas mujeres en la ciudad deben mejorar su imagen". Una estúpida por dónde se la mire y con todas las letras.

La llenaban de cemento

En Estados Unidos, una falsa médica (en rigor Oneal Ron Morris, un inmigrante cubano que cambió de sexo y ahora es mujer) inyectaba una mezcla a base de cemento a sus pacientes, quienes acudían para realizarse operaciones estéticas. La pasta que les metía a quienes visitaba en sus propios domicilios, estaba formada por cemento, pegamento y agua mineral. Obviamente las cosas no resultaron bien. Al poco tiempo, las mujeres inyectadas debieron ser atendidas en diferentes hospitales por los dolores intensos que padecían.

Frente a la denuncia formal de una de sus víctimas, la "doctora cemento" fue arrestada por la policía de Miami. En ese momento, cuando las fotos dieron la vuelta al mundo, lo que más llamó la atención fue que ella misma se había aplicado el tratamiento en la zona de las caderas, la cola y la cara. Además mató a Shatarka Nuby, de 30 años, a causa de las inyecciones. Increíblemente, y luego de varias negociaciones con los fiscales, la falsa profesional se reconoció culpable de "práctica ilegal de la medicina" y apenas fue condenada a un año de prisión. Y después hablan de la Justicia argentina.

Chau pucho a los menores de 21 en Nueva York


En breve, los fumadores que tengan menos de 21 años no podrán comprar cigarrillos en Nueva York, una de las pocas en elevar tanto el límite. El Concejo de esa ciudad aprobó por abrumadora mayoría subir de 18 a 21 años la edad mínima para adquirir puchos, ya sean de tabaco o electrónicos. Los concejales también establecieron un precio mínimo de 10,50 dólares por atado y aumentaron las medidas contra la venta ilegal de tabaco. "Esto salvará muchas vidas", precisó el edil James Gennaro, promotor de la medida.

Cuando llega la lluvia tan temida...


Por Humberto Acciarressi

Hubo un tiempo, aunque usted no lo crea -en el decir de Ripley- en el que la lluvia era esperada con entusiasmo por todo el mundo. No importaba si era en invierno o en verano, lo real es que el golpetear del agua en los tejados, ver correr las hojas mojadas por la calle, acurrucarse en la cama para mirar una película comiendo tortas fritas mientras la garúa limpiaba las paredes, era algo agradable. No es casual que los poetas, sean del verso o de la música, le hayan dedicado centenares de temas a la lluvia y sus circunstancias. El cine, amigo de las nostalgias y el romanticismo, le consagró varias películas, incluyendo -claro- la famosa "Cantando bajo la lluvia".

Pero los tiempos cambiaron. El calentamiento global, las películas-catástrofe, los alertas meteorológicos, las sensaciones térmicas y esas leyendas urbanas como el granizo o los tsunamis (de acuerdo a las regiones), se convirtieron en realidad. Todo se fue dando tan gradualmente que casi ni lo notamos, aunque sus consecuencias comenzaron a golpear feo en las ciudades y en los campos. Las inundaciones ya son el pan cotidiano, y no precisamente en las áreas costeras asiáticas, sino en ciudades que nunca habían padecido desastres climáticos. Hay, incluso, sitios en los que se va de las sequías a las aguas cubriendo los techos de las casas.

Y la ciudad, nuestra ciudad, y las zonas del conurbano bonaerense, se volvieron un territorio peligroso. Ya nadie se pone contento con una lluvia que, para colmo, los canales televisivos anuncian con morbosidad como la antesala de un nuevo diluvio universal. Las personas andan con cara preocupada, sospechando que se le caerá el techo, que el agua le subirán por las cloacas, el granizo le arruinará los automóviles, y si anda con suerte no se caerá en un pozo o un poste de electricidad no lo convertirá en una garrapiñada. 

Obviamente, éstas son apenas impresiones escritas al pasar, mientras de reojo uno mira al cielo como si fuera su peor enemigo. Los antiguos escribieron decenas de hermosas leyendas basadas en desgracias vinculadas con el agua. El progreso trajo que uno las ubicara en su justo término: el de los mitos. Sin embargo en estos días, aquello que relataban nuestros antepasados lo sentimos más cerca que la felicidad de un Gene Kelly bailando y cantando bajo la lluvia en una calle de Broadway.

(Publicado en el diario La Razón, de Buenos Aires)