PROFESOR: Bueno. Aritmeticemos un poco. ¿Cuántos son uno y uno?
ALUMNA: Uno y uno son dos.
PROFESOR: ¡Muy bien! Me parece muy adelantada en sus estudios. Obtendrá fácilmente su doctorado total, señorita.
ALUMNA: Lo celebro, tanto más porque usted es quien lo dice.
PROFESOR: Sigamos adelante: ¿cuántos son dos y uno?
ALUMNA: Tres [...]
PROFESOR: ¿Siete y uno?
ALUMNA: Ocho.
PROFESOR: ¿Siete y uno?
ALUMNA: Ocho... bis.
PROFESOR: Muy buena respuesta. ¿Siete y uno?
ALUMNA : Ocho... ter.
PROFESOR: Perfecto. Excelente .¿Siete y uno?
ALUMNA: Ocho... quater. Y a veces nueve.
PROFESOR: ¡Magnífica! ¡Es usted magnífica! ¡Es usted exquisita ! Le felicito calurosamente, señorita. No merece la pena continuar. En lo que respecta a la suma es usted magistral. Veamos la resta. Dígame solamente, si no está agotada, cuántos son cuatro menos tres.
ALUMNA: ¿Cuatro menos tres?... ¿Cuatro menos tres?
PROFESOR: Sí. Quiero decir: quite tres de cuatro.
ALUMNA: Eso da… ¿siete?
PROFESOR: Perdóneme si me veo obligado a contradecirle. Cuatro menos tres no dan siete. Usted se confunde: cuatro más tres son siete, pero cuatro menos tres no son siete… Ahora no se trata de sumar, sino de restar. […] ¿Sabe usted contar bien? ¿Hasta cuánto sabe usted contar?
ALUMNA: Puedo contar… hasta el infinito…
PROFESOR: Eso no es posible, señorita.
ALUMNA: Entonces, digamos hasta dieciséis.
Eugene Ionesco
(Fragmento de "La leçon")