Ya conocés la historia del Titanic, hundido en las primeras horas del 15 de abril de 1912 tras chocar con un iceberg. Y si no la conocés viste la película. Y si tampoco hiciste eso, alguien te la habrá contado. Y si no entrás en ninguna de estas opciones, sos un marciano y no de los más desarrollados. Lo cierto es que el transatlántico se hundió, arrastró al fondo del mar a mil y pico de pasajeros y se convirtió en una leyenda en todos los mares del mundo.
El año pasado se cumplió un siglo de la tragedia. Y para celebrar el acontecimiento, un magnate minero australiano, llamado Clive Palmer, creó una compañía, la Blue Star Line (el mismo nombre que la histórica), y le encargó a una empresa china la construcción de la réplica del barco mítico, que se llamará Titanic II. Pero el multimillonario no quiere el barquito para mostrárselo a los amigos, sino para que haga el mismo recorrido que condujo al fondo del océano a su antecesor. El bote tendrá nueve cubiertas y camarotes para acomodar a 900 tripulantes y 2.400 pasajeros.
Lo lindo es que centenares de personas de todo el mundo ya están llamando para comprar un pasaje para el viaje que se llevará a cabo en el 2016. Algunos se ofrecen a pagar fortunas, incluso de hasta un millón de dólares. Los diseñadores del Titanic II, en tanto, trabajan codo a codo con investigadores históricos para que el barco sea una réplica exacta del malogrado antepasado.
Para ser honestos hay que señalar una precaución tomada por el magnate (la quinta persona más acaudalada de Australia). Claro, el tipo que hizo una fortuna que supera los 5.200 millones de dólares no es precisamente un tonto. Se dice -a mí no me consta- que los astilleros chinos no son los mejores ni de lejos. Un agujero en el nivel de flotación y el buque se va a pique. Por eso, para el viaje de inauguración que conectará Inglaterra con los Estados Unidos, Palmer pidió que su transatlántico sea escoltado por barcos de la marina china. No es mala idea con millones de personas rezando para que vuelva a hundirse.
(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)
EL MAGNATE CLIVE PALMER, JUNTO A UNA FOTO DE SU OBSESION |