"Soñaba que estaba en la casa; pero era mucho más grande y tenía infinidad de piezas, todas habitadas por extraños. Había gran bullicio, y un interminable ir y venir por los corredores. Pasaban junto a mí, ignorándome; yo estaba convencido de que me había vuelto invisible. Me ponía a veces en el camino de alguien, pero no me llevaban por delante, sino que me sorteaban, aunque haciendo parecer el rodeo casual, o distraído, sin fijar nunca la vista en mí"
Mario Levrero
(Fragmento de "La ciudad")