Eran tiempos en que los artistas se recomendaban entre sí las manifestaciones relacionadas con las Tres "B": el pintor Jerónimo Bosch dentro de lo fantástico, el poeta William Blake en el marco del misticismo filosófico y el ilustrador Aubrey Beardsley en relación al grafismo de 1900 y el erotismo. Pasados los años de euforia, la aceleración de la historia se metió de lleno en las estéticas y hasta la plástica contestataria se volvió clásica en muy poco tiempo.
De esos tiempos de happening - se discute si los inauguró John Cage en 1952 o Allan Kaprow en 1957 - quedó sin embargo el concepto de la expresión como síntesis sin limitaciones. Entre éstas, el reemplazo de la tela por el cuerpo humano fue una de las innovaciones más llamativas. No huelga recordar estos antecedentes para contextualizar la idea del fotógrafo chileno Robert Edwards, que hace 25 años concibió el proyecto "Cuerpos pintados", del que participaron 45 artistas y se plasmó en un libro editado en los noventa y una muestra que recorrió el mundo.