03 junio 2011

Humillación pública, pasaporte a la nada

Por Humberto Acciarressi

Repetidas, renovadas o sencillamente nuevas, las fórmulas para cumplir un objetivo en el mundo actual admiten cualquier cosa. Conceptos como "humillación pública" y "dignidad" han perdido el sentido. Refiriéndose a otras palabras, ya lo había señalado Cortázar a fines de los 70. Mediáticos célebres o semifamosos, o ilustres desconocidos, no tienen ningún problema de exponerse al escarnio. Desde un Ricardo García arrastrándose por el piso fingiendo llorar, hasta un obeso corriendo sobre una cinta para no caer en una pileta llena de fuego, todo es posible. Lo bizarro es lo corriente y hay que reformular los paradigmas culturales. Hace unos días, una chica aceptó que la rapen en cámaras para que su equipo obtenga un viaje de egresados. Ni siquiera es novedad. Basta pasearse por YouTube.

Lo realmente patético es que mientras la aceptación a la humillación existe, hay algo que tironea desde adentro. En el caso de la joven rapada fue más que evidente. Mientras le pasaban la "cero", la piba mezclaba llantos y risas. Claro que cuando le informaron que había ganado, saltó de alegría, se abrazó a sus compañeros, y pelada como está se dispuso a viajar a Bariloche. Eso sí: que se lleve una gorra para disimular, porque muchos de los compañeros que la aplaudieron, no van a querer tocarla ni con un palo.

Pero la historia no termina allí. Otras prendas incluyen prenderle fuego al cabello de una adolescente, depilar con cera a los chicos, encerrarlos en una urna llena de ratas que le caminan por el cuerpo y la cara, comer gusanos vivos recubiertos en chocolate, sacarse la ropa a medida que no contestan bien las preguntas que les formulan. Todo en medio de gritos y escribanos, como en una película de Fellini. Es cierto que algunos dicen que no y se plantan. Una chica, cuando le dijeron de cortarle el pelo, se puso firme: "Ni loca". Y perdió, claro. Hay que ver que ocurre cuando un gordo muera al spiedo o un chico se dispare un tiro en el balero como prenda para ganarse un viaje. Hacia eso vamos.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)

01 junio 2011

Cuentos de futbol argentino


Acaba de ser publicado un libro que reúne dos grandes virtudes. La primera, que se trata de una antología de "Cuentos de futbol argentino" realizada por el recordado Roberto Fontanarrosa, un especialista en la materia. La segunda, que como todo lo que hizo el Negro -que además es el autor del prólogo- tiene una calidad pocas veces vista en las generalmente arbitrarias antologías. Dado a la tarea, Fontanarrosa rastreó y encontró desde cuentos de Adolfo Bioy Casares y Jorges Luis Borges (ambos bajo el seudónimo de H.Bustos Domecq) hasta relatos de Humberto Costantini, Héctor Libertella y Elvio Galdolfo.

Por supuesto hay narrativas de maestros en el arte del cuento sobre futbol, como Osvaldo Soriano, Juan Sasturain, Guillermo Saccomanno, Alejandro Dolina y el propio Fontanarrosa (éste puesto a pedido de los editores). En esta obra publicada por Punto de Lectura (Alfaguara), tampoco falta la mirada femenina sobre el tema. Y ésta, nada menos que de la pluma de Luisa Valenzuela, Inés Fernández Moreno y Liliana Heker. Las firmas de Rodrigo Fresán, Diego Lucero, Pacho O´Donell, Marcos Mayer, José Pablo Feinmann, Marcelo Cohen, entre otras, le dan al libro el complemento de una mirada no única sino plural sobre el futbol argentino, pasión de multitudes.

Ilustración: "Jorge Luis Borges y Osvaldo Soriano", por Rep

Cien años de soledad en China

"Las negociaciones fueron difíciles y desde 1992 teníamos interés en adquirir los derechos para traducir al chino la novela. Lo importante no es el precio, sino haber demostrado que el cambio en China también lleva a respetar los derechos de autor", afirmó Chen Mingjun, el presidente de la editorial que acaba de publicar "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez, en chino. La nueva traducción (tras más de una decena "pirateadas") es de 300.000 ejemplares y se presentó en la Universidad de Pekín. Aunque no trascendió cuánto se pagó por los derechos de autor, se trata de una cifra "elevada". En 1990, el Nobel de Literatura colombiano llamó "piratas" a los chinos al descubrir que sus obras se traducían sin autorización.

El rey de Suecia es un fiestero

Por Humberto Acciarressi

En el ranking de los gobernantes que tiran la chancleta (cada vez más numeroso) parece que habrá que incluir al rey Carlos XVI Gustavo, de Suecia. El monarca es sometido a pedidos de explicaciones, ya que lo acusan -con bastantes pruebas- de frecuentar clubes de "striptease" y, no es un dato menor, de contactos con la mafia. Lo más lindo es que los allegados al rey niegan el hecho, aún cuando les muestran fotografías en la que el hombre está con dos mujeres desnudas.

Y éstas serían de apenas algunos boliches escandinavos de festicholas nudistas. Las imágenes -por lo menos éstas- están en poder de un antiguo mafioso, Mille Markovic, dueño del club donde se tomaron las fotografías. Más olor a cama (en la doble acepción), imposible. Pero lo cierto es que lo agarraron con las manos en la masa. Y además es un jugador empedernido, frecuentemente acusado de relaciones extramatrimoniales.

Todo el asunto salió a la luz con la aparición del libro "The Swedish Godfather" ("El Padrino sueco", acerca del mafioso Milan Sevo). En sus páginas se lee que un amigo del rey, Anders Lettström, intentó comprar las fotos comprometedoras en posesión del mafioso. El amigo es uno de los integrantes del grupo de locos lindos que iban de cabarute en cabarute con el monarca, de acuerdo a lo publicado en otros libros. Tal es así que el propio Lettström lo reconoció, pidió disculpas y se alejó de su amigo de parrandas.

Para la familia real sueca está todo mal. Hace unos días, la esposa de Carlos Gustavo, la reina Silvia, tuvo que salir a dar explicaciones sobre el pasado nazi de su padre, quien se habría enriquecido gracias a confiscar la empresa de un rico judío berlinés. Ah, y como si esto no bastara, sumemos la abrupta ruptura del compromiso de boda de la princesa Magdalena por infidelidades de su novio y el fin inesperado del noviazgo de diez años del príncipe Carlos Felipe. Malos tiempos para la monarquía sueca. En cualquier momento investigan a las mascotas de la familia y también caen en la volteada.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)

Ciclista y perro en Palermo en 1914

Tom Mix Circus

The Dawn Patrol