"(...) Un día, yendo por la calle, me apercibo que no tenía en el bolsillo mi Diario. Imposible decir, en lengua humana, lo que experimenté en aquel momento: en dos palabras, lo había perdido. Fui, vine, averigüé, busqué, no dormí, no comí, pasé las penas del Purgatorio. Todo fue inútil, pagué la pena de mi pecado: porque hay cosas que ni ebrio debe un hombre discreto confiar al papel (...)"
Lucio V. Mansilla
(en la carta a Mariano de Vedia, publicada en "Tribuna Nacional" el 12 de septiembre de 1881, que abre su libro "Diario de mi vida")