Por Humberto Acciarressi
Otra vez llega la fiesta, otra vez el mismo ritual. La última fue en el estadio único de La Plata. Ahora, la ceremonia se renueva en el Padre Martearena de Salta la linda, que esta vez estará de puro pogo en la noche de este sábado. Más allá de las peleas con Skay por el tesoro compartido (¿qué habrá, que milagros esconderán las cintas que el Indio reclama y que el guitarrista y la Negra Poly guardan tan celosamente?), el ex vocalista de Patricio Rey estará sobre el escenario unas dos horas que uno puede imaginar más, con temas clásicos de los Redondos y de sus dos discos solistas, "El tesoro de los inocentes" y "Porco Rex".
El año pasado, más o menos para la misma época, la máquina mística del Indio latió ante 36 mil personas en San Luis. Calamaro, que luego lo acompañó en La Plata, no llegó en esos mismos días a los 30 mil, en el cierre del Pepsi Music. Hay cosas que son difíciles de explicar, tal vez porque no necesitan explicación. Al escribirse estas líneas, los seguidores del Indio ya tenían casi agotadas las 25 mil entradas. Llegados desde todas las provincias y de los países vecinos, una vez más renuevan el contrato iniciado hace varias generaciones con una estética musical que es impermeable a las críticas.
Por eso, generación tras generación, cuando el Indio dice "yo sé que no puedo darte más que un par de promesas. Tics de la revolución, implacable rocanrol y un par de sienes ardientes que son todo el tesoro", la gente sabe que está prometiendo algo que va a cumplir. El hechizo de su música, sus bellas y conmovedoras letras, le dan un crédito que no se encuentra todos los días en la música argentina.
Fenómeno inusual el del Indio. En líneas generales y por supuesto hay excepciones, cada vez que una banda se disuelve y los músicos siguen su propia ruta, el poder de convocatoria se resiente. Con Carlos Solari esa regla se rompe. Para colmo, como si fuera un guiño insólito, en el mismo momento en que el Indio y Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado se suban al escenario salteño, Skay estará haciendo lo propio en el Teatro Flores, en la Capital Federal, en lo que será la última presentación con el material de "La marca de Caín", ya que el ex guitarrista ricotero se encuentra trabajando en su nueva placa, que estará lista antes de fin de año.
También hace unas horas, Skay salió a lamentar el enojo mediático que se cruzaron con su ex compañero de fechorías musicales y de vida. "Evidentemente hay cosas que no quedaron resueltas, realmente lo lamento. A mí lo ocurrido sinceramente me asombró, en especial la reacción del amigo. El material está guardado en un banco, nos pertenece a todos y cuando decidamos juntos hacer algo y sea de manera conjunta, lo haremos. Lo aclaro de una forma sincera.De alguna manera la predisposición que venía manteniendo tras la disolución se vio alterada y no me parece alimentar polémicas sobre cosas que corresponden a la intimidad", dijo el violero de los riffs mágicos.
Pero estas son apenas anécdotas para matizar la espera hasta que llegue el sábado, cuando se enciendan las luces y el Indio salga con su voz inconfundible a contarnos la historia de esos personajes que viven en sus letras, fiel cronista musical de un tiempo de destiempos, un acierto más en el mar de desatinos que la realidad nos impone día a día. La mística ricotera, con otro formato, sigue viva y soporta el paso del tiempo como sólo los clásicos pueden hacerlo. Y el rock del país hace rato que cuenta con el Indio Solari como uno de sus pilares más sólidos, de esos que no se pueden sacar porque se cae la estantería. Este sábado, cuando suenen los primeros compases, el sumo sacerdote de esta religión pagana reiniciará la ceremonia que no termina nunca y que tiene sus picos más altos en estos escenarios multitudinarios.
(Publicado en el suplemento de música "Te Suena" de La Razón, de Buenos Aires)