Por Humberto Acciarressi
Juan Gelman acaba de recibir, merecidamente, el premio Cervantes, algo así como el Nobel del idioma castellano. Consideremos que sólo tres argentinos -Borges, Sábato y Bioy Casares- lo habían obtenido anteriormente, y tratemos de obviar la injusticia de que el autor de "El aleph", el mejor escritor del idioma español de los últimos 500 años, lo haya recibido compartido con Gerardo Diego.
Hay varios motivos por los que un autor puede recibir un premio: la injusticia es uno, la moda es otro, lo políticamente correcto no lo es menos. En el caso de Gelman, por lo menos en esta ocasión, salvo su inocultable y cuestionable militancia política en una organización terrorista, no parecen haber existido algunos de esos motivos. Como escritor, cultiva la poesía, un género que no se edita, se lee poco, que los autores esconden como si tuvieran sarna, que la mass media ignora como cualquier cosa que exija salir un poco de la superficie. Nada de esto es poco, como para que llame la atención que el Cervantes recaiga en un poeta, en un gran poeta, sobre el que tampoco habría que hacerse falsas expectativas en cuanto a las ventas futuras de sus libros.
Sin embargo, como señal de un premio tan importante, que se haya galardonado a un poeta de la Argentina -cuna de algunos de los mejores poetas de la lengua castellana- es para elogiar y agradecer.De los tres anteriores, dos (Sábato y Bioy) fueron narradores. Sólo Borges, que nunca escribió novela, cultivó la poesía a la par del cuento y el ensayo. Sobre la obra abundante de Gelman nos parece mejor remitir a los lectores que no la han frecuentado a cualquiera de sus libros. El azar, en este caso, no será enemigo de la calidad. Sus poemas son parejamente buenos, la sensualidad de las palabras en el marco a veces intimista, a veces críticamente realista, ponen de relieve una de las mejores poesías de la actualidad.
Arturo Uslar Pietri ha hecho notar que la tradición de Occidente era la de vislumbrar la poesía como la expresión suprema de la palabra y el pensamiento. Algo heredado del mundo clásico, cuando los contemporáneos de Homero y Virgilio consideraban que toda Grecia estaba en la Illiada y la Odisea y toda Roma en la Eneida. Juan Gelman pertenece a esa tradición. El ha escrito: "En el gran cielo de la poesía/mejor dicho/en la tierra o mundo de la poesía/ que incluye cielos/astros/ dioses/mortales (. .)". Por eso, al margen de otras cuestiones menores, no estaría mal considerar, en el premio a Juan Gelman, un reconocimiento a los grandes, imprescindibles poetas de nuestro país.
(Publicado en La Razón, de Buenos Aires)
Imagen: Maggie Taylor
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