05 noviembre 2012

Tenía hambre y se comió el asiento de un micro


En Inglaterra se busca a un hombre que se fugó tras haber devorado el asiento de un autobús local, ante la mirada atónita de los demás pasajeros. El hambriento pasajero fue grabado por una cámara de vigilancia del autobús. Según explican los testigos, el hombre, de pelo oscuro, permaneció tranquilo en su asiento durante veinte minutos. Luego comenzó su festín. Se puso a masticar el asiento y llevaba una botella de agua que se supone que era para acompañar el "menú". "Por supuesto, no se trata de una suma muy significativa de acuerdo a los daños, pero el propio caso es muy extraño", declaró un vocero de la firma Stagecoach, propietaria del autobús.

La joven que teme ser tragada por el inodoro


Ney Decino. Así se llama la mujer que afirma tener fobia al inodoro. Cree que será succionada si tira de la cadena. La joven de 20 años, residente en una ciudad de Gales, asegura no poder hacer una vida normal por culpa de su obsesión. "El sonido del agua me da escalofríos. Es horrible, estoy segura que me tragará. Una vez apreté el botón... el sonido y la visión del agua yendo hacia abajo me aterrorizó", declaró Ney.

Este miedo irracional a los inodoros comenzó cuando vio una escena de la película "Mira quién habla también". En dicho film aparece un personaje ficticio con forma de inodoro de grandes ojos y dientes afilados, apodado el Mr. Toilet Man. "Lucho con mi miedo" manifestó la joven, quien confiesa que sólo va a un baño publico si se ve obligada a hacerlo y trata de encontrar trabajo cerca de donde vive para así poder usar el inodoro de casa, donde se siente segura. Si no puede usar su baño, siempre tiene que pedir que alguien tire de la cadena por ella. No tiene los patitos en línea.

Me pareció ver un lindo leoncito

Vaya tranquilo, que yo atiendo las llamadas

01 noviembre 2012

Las contraseñas que usan los idiotas


Por Humberto Acciarressi

Una vez más, la página especializada Splash Data divulgó las peores contraseñas, esta vez correspondientes al 2012. Es difícil leerlas sin reir y apiadarse de quienes tienen tan poca imaginación y tan escaso cuidado de su privacidad. Me dicen que no es un tema para tomar en broma, pero no puedo evitar reirme cuando a alguien le dicen que la contraseña 123456 es poco segura, y ese usuario, temeroso y angustiado, la cambia por 12345678.

Alguien hizo correr la bola que la elección de claves de acceso es una tarea difícil, con lo cual hay que preguntarse qué le queda a los bomberos o a los Médicos sin Frontera. Pero bueno: si tratás con una ardilla tenés que adecuarte a sus hábitos. De cualquier forma no tengo dudas de que si un mono tuviera que elegir una contraseña para su Gmail, jamás pondría password ni abc123, ni muchísimo menos la antológica 111111. Pues, a diferencia del mono, millones de personas eligen estas claves que ponen en riesgo la integridad de sus cuentas, y dejan de manifiesto su endeblez mental.

Un calamar con dolor de cabeza tampoco pondría contraseñas como iloveyou, 123123, password1 o 1234567 (a mitad de camino entre las primeras mencionadas en esta columna). Y millones de personas creen que con esas obviedades están a un paso del coeficiente intelectual de Einstein. Este año se han incorporado a estas "genialidades" de los usuarios contraseñas del tono de welcome, jesus, ninja o mustang. La neuropsiquiatría tal vez pueda aclarar los motivos para tales elecciones.

Uno de las cosas interesantes de este estudio es que los datos son aportados por los mismos hackers, ya que son los máximos expertos en la materia. También se ha informado que el 2012 está siendo uno de los años en que se han vulnerado más cuentas de todo tipo, sean bancarias como de correos electrónicos y redes sociales. De manera que si en este marco utilizás claves como las mencionadas, quiere decir que tenés vocación de victima.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)

Una brujita en la inundada Venecia


En la inundada Plaza de San Marcos, en Venecia, una chica vestida de bruja se deja sacar una foto durante la celebración de Halloween, mientras una gaviota pasa a su lado ajena a fiestas y calabazas. Las inundaciones en Venecia, la ciudad de los canales, son muy comunes en esta época del año.

El Ecce Homo de Borja siempre es noticia


Por Humberto Acciarressi

Recordás el Ecce Homo destrozado por la vieja que le metió mano en la iglesia de Borja, España. Mientras en los pagos de la pintura arruinada, el cobro de una entrada ya le aseguró a la iglesia ingresos extra por más de 11.000 euros en mes y medio, en los Estados Unidos el espantoso ser en que se corvirtió el Cristo ha mutado en un ícono pop. Los norteamericanos aprovecharon la celebración de Halloween para rebautizar el Ecce Homo y transformarlo en el "Eccemono", al punto que aún antes de la celebración del día de marras, diferentes disfraces de la re-creación de la vieja española ya circulaban por toda la red.

Una usuaria fanática del arte moderno y de la singular creación de Borja, que ella transformó en disfraz, escribió en una red social: "Colgué la foto en el portal Reddit y en sólo dos días se volvió un auténtico fenómeno: la gente me escribía, me felicitaba, me preguntaban cómo lo había hecho". Aunque era una broma privada (la joven quería hacer reir a su marido) dejó de serlo en el momento en que miles de internautas la imitaron y comenzaron a hacer sus disfraces.

Lo más loco es que los hacedores de tatuajes cuentan que son centenares quienes se hacen un tattoo con la imagen del "Eccemono", según la nueva y original denominación. En tanto, en los supermercados de Los Angeles se venden velas con estampas del retrato confeccionado por la jubilada española que intentó restaurar la imagen de un antiguo Cristo y lo transformó en un personaje de "El Planeta de los simios". "Potato Jesus" (Jesús Patata), "Beast Jesus" (La bestia Jesús), "Afrojesus" o "Monkey Jesus" (El mono Jesús), son algunos de los nombres que algunos le han puesto a la recreación del autor verdadero, muerto a comienzos del siglo XX.

En tanto, doña Cecilia Giménez, de quien en algún momento se especuló con que iba a pedir derechos de autor, está lo más tranquila en su pueblo, donde algún día morirá con una fama con la que jamás soñó.

(Publicado en la columna "El click del editor", de La Razón, de Buenos Aires)