River, esta vez con todo en contra,volvió a quedarse con un título. Llegaba de ganar ocho Copas internacionales y nacionales en menos de cuatro años con Marcelo Gallardo como director técnico. Lo que no era poco. River, calificado por la FIFA como el equipo del siglo XX argentino por cantidad de títulos nacionales e internacionales, estuvo unos pocos años con escasa suerte contra Boca, mientras este club era presidido por el actual presidente argentino Mauricio Macri. No le duró mucho tiempo. Macri se fue a la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires y de allí saltó a la Casa Rosada, pero dejó en Boca a Angelici, su operador judicial, que había llegado con la promesa de devolverle al equipo las glorias de la era macrista. Fue un fracaso rotundo que tuvo su golpe más fuerte el domingo pasado, cuando River lo noqueó 3 a 1 en el "Santiago Bernabeu" de Real Madrid, en España, lejos del continente americano y del Estadio Monumental, curiosamente para disputar el segundo partido de la final de la Copa Libertadores de América.
Vamos a poner las cosas en perspectiva. Boca no gana nada importante desde 2007 y en los últimos años River no para de ganar todo. Pero en lo que atañe al superclásico, en la Sudamericana 2014, el Millonario eliminó a Boca y obtuvo el título. Al año siguiente, el equipo de Gallardo volvió a eliminar al rival clásico y ganó la Copa Libertadores 2015. En el interín se cansó de ganarle en partidos de la Liga local, en la Bombonera y hasta en los torneos amistosos de verano, en la Argentina o en el extranjero. Hasta que llegó este año. Hace apenas unos pocos meses, en la provincia de Mendoza, River que llegaba como bicampeón de la Copa Argentina tuvo que jugar con Boca en la SuperCopa Argentina, en la entonces llamada Superfinal del siglo. River volvió a ganarle 2 a 0 a Boca y con baile. Y sin embargo faltaba la fruta del postre.
Cada uno por un lado, River y Boca llegaron a otra final histórica, la más importante de ambos hasta ese momento, y nada menos que en la última edición de la Copa Libertadores a jugarse con partidos de ida y vuelta. Por cuestiones de la violencia del fútbol argentino, hace unos años que los partidos se realizan sin visitantes. Debido al mejor puntaje, el Millonario cerraba la serie en su estadio. Y entonces fue de visitante a la Bombonera, con todo el público en contra, sin Gallardo en el banco, y empató 2 a 2 después de ir perdiendo dos veces, en un partido con sabor a victoria. Fue así que comenzó a gestarse el plan anti-River orquestado desde la misma presidencia de la Nación, con la complicidad de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), dirigida por un títere de Macri, el "Chiqui" Tapia, y la Conmebol comandada por Dominguez, otro íntimo del presidente argentino.
De la agresión al micro de Boca en la vuelta en el estadio Monumental, sólo quedó la renuncia del ministro de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, convertido en fusible del ministerio de Seguridad de la Nación, a pocos días del G20, que era el encargado del control de la "zona liberada" a varias cuadras del estadio de River. Nunca en décadas y con centenares de partidos se habían producido episodios violentos en ese lugar. Y todos los especialistas en seguridad coincidieron que los incidentes habían sido orquestados. Ante el reclamo de Boca para que le den ganado el partido, el Tribunal arbitral de la Conmebol falló en dos oportunidades a favor de River. Luego lo hizo el TAS. Y sin embargo, el presidente de Conmebol, amigo de Macri, decidió que el partido que había que jugar en el estadio Monumental de River, se trasladara al "Santiago Bernabeu" en Madrid, en un hecho criticado en toda Sudamérica.
Y así llegó el día del partido con River en inferioridad de condiciones, sin dos de sus jugadores clave -Scocco y Borré-, sin Gallardo en el banco por haber salido "un minuto tarde al campo de juego" en el partido con Gremio, y con la autorización de la asistencia de hinchas de Boca. La historia restante es conocida. River venció 3 a 1 con goles de Pratto, Quintero y el Pity Martínez, con una cantidad impresionante de público del "Millo" en la cancha del Real Madrid, y casi 300 millones de telespectadores. En estos momentos, River ya se prepara para lograr otra Copa del Mundo. Y Boca en qué hacer de su vida como club, ya que la mentira de su historia quedó al descubierto en tiempos de la comunicación masiva y global.