" (...) Mayol la miró queriendo creer que todo aquello era tan irreal como una pesadilla. Ella se quedó como ausente, relajada después de sus últimas palabras; se quedó con la serenidad propia de un río tranquilo y profundo que permanece imperturbable en toda su extensión ante el ocaso del día. Callada, miró hacia más allá del huerto, hacia la luz más lejana del crepúsculo donde tal vez veía reflejado el ocaso de su matrimonio. (...) Quizás la mayor preparación para sobrellevar la vida fuera aprender el arte de romper con todo lo que nos resulta atractivo o nos parece imprescindible...convertirse en un perito de las despedidas (...) "
Enrique Vilas-Mata
(Fragmento de "El viaje vertical")