"La poetisa rosarina Sara Susana Báez reunía dos negatividades. No era linda. Y no era fea. En su cuerpo pequeño (su altura no superaba el metro sesenta), magro, enjuto, de hombros pequeños y caderas que se ensanchaban impensadamente, se albergaba una personalidad mustia, apocada y dolorosamente tímida. Levantaba -según el pintor Héctor Lavardén - las banderas de la intrascendencia (...)"
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26 agosto 2008
Hablando de buenos comienzos...
Como suele ocurrir cuando uno se encuentra con maniáticos de la literatura como uno, hay un tema que inevitablemente llega: el de los comienzos ilustres de los libros. Hay muchos y ya nos ocuparemos del tema extensamente (y también lo haremos con grandes finales). Sin embargo, existe uno que después de muchas lecturas y relecturas, me sigue pareciendo sencillamente maravilloso. Me refiero al "Hoy ha muerto mamá. Quizás ayer", con el que Albert Camus abre "El extranjero". Pero como suele ocurrir, esto es apenas una excusa para escribir sobre un comienzo que, hasta donde puedo saber, nunca ha sido mencionado. Y me parece una injusticia. Es el inicio del cuento "Sara Susana Báez, poetisa", de Roberto Fontanarrosa, que integra el libro "El rey de la milonga". Y dice asi: