29 abril 2011

Se busca un Banco a prueba de termitas


Por Humberto Acciarressi

La inseguridad no tiene límites. Ya no son ladrones de guantes blancos, ni expertos en abrir cajas de seguridad, ni émulos de Fantomas. Ni siquiera desesperados trasnochados dignos de un dibujo animado. No. Estamos en un mundo en el que ahorrar tranquilo ya dejó de ser una opción. Y hasta que punto esto adquiere ribetes dramáticos, que en un banco de la India, el State Bank, en el norte del país, desaparecieron diez millones de rupias. El equivalente a 225 mil dólares. Un fangote de plata que estaba guardada en una cámara acorazada a prueba de robos. Y sin embargo, sin que los ahorristas se la hayan llevado, no queda ni un mango partido por la mitad. Aunque algunos pedazos se rescataron.

Pero los autores del robo (aunque técnicamente no puede ser definido así) fueron miles de termitas, que se lastraron todo el dinero en papel ¿Fueron presas? Esa es la pregunta de rigor. Pues no. Los que están detenidos son los trabajadores del banco, por "negligencia". La policía insiste en que no habría termitas sin humedad, y si está húmedo se debe a la imprevisión de los trabajadores del banco. Dicho en criollo: los bancarios trajeron las termitas con su desidia.

Lo más terrible es que hasta el momento -y eso ya es un mal síntoma- nadie salió a decir qué pasará con los ahorristas. En principio, perderían el dinero, dado que estaban en cajas de seguridad. Se están haciendo algunas gestiones, pero para colmo no hablamos de moneditas sino de una suma escandalosamente alta. No sería desacertado decir que estamos frente el almuerzo (o cena, desayuno, o merienda) más caro de la historia. En un mundo en el que reina el hambre, lo que hicieron esas termitas es para fusilarlas. Ni siquiera tienen el aúra de un Robin Hood con aspiraciones demagógicas. No. Son bichos elementales. Ya no quedan dudas. Que alguna de las termitas se haya guardado algún dinerillo para depositarlo en una cuenta, apenas serviría de consuelo. Se comieron la plata que vos no vas a ganar en toda tu triste vidita.

(Publicado en la columna "El click del editor" de La Razón, de Buenos Aires)