La historia de Kieron comenzó en unas vacaciones de la familia Williamson, cuando sus padres descubrieron lo bien que pintaba. Tenía 5 años. Hoy, a pocos días de cumplir 10, su talento se sigue desarrollando. Aunque sus obras más vendidas son paisajes, el pibe no se ata a una fórmula y se da el lujo de experimentar, jugando. "En las mañanas normalmente miro fotos en la computadora y luego me voy para la escuela. Cuando regreso a casa busco la imagen que me llamó la atención y me pongo a pintarla. Estoy haciendo más caballos y más gente. También hice una pintura de un hombre recogiendo algas", contó. Un pequeño monstruo.